Cuando la lava de un volcán cubrió una iglesia pero se detuvo al llegar al altar
A pesar de la furia del volcán, la lava y el fuego que la acompañaban respetaron el altar mayor de la antigua Iglesia de San Juan Parangaricutiro.
La furia de la naturaleza se detuvo frente al altar mayor de la iglesia de San Juan Parangaricutiro, en Michoacán, donde el volcán Paricutín hizo erupción provocando que los ríos de lava corrieran y que las piedras y la ceniza volaran por los aires sepultado todo lo que estaba a su alcance.
A partir del 8 de febrero de 1943 la tierra comenzó a dar aviso de esa catástrofe con temblores que fueron en aumento. Los pobladores, por miedo, comenzaron el éxodo desde sus comunidades y los vulcanólogos, en sentido contrario, acudían a ver el nacimiento del volcán, pues este fenómeno era una gran oportunidad para ellos. Finalmente, el volcán Paricutín hizo erupción el 20 de febrero de 1943.
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El rescate del Señor de los Milagros
El obispo auxiliar de Zamora, Salvador Martínez Silva, acompañado de los curas José Caballero y Guadalupe Hernández, entraron de rodillas al templo en señal de solidaridad con el pueblo y en carne propia sufrieron los embates del volcán, y estuvieron de acuerdo en que lo mejor era huir. Sacaron del templo las sagradas imágenes y a su Cristo, el Señor de los Milagros, al cual veneraban.
El 3 de mayo de 1944 las primeras corrientes de lava comenzaron a escurrir y llegaron al panteón municipal. La historia de San Juan quedaba sepultada. El 9 de mayo, con lágrimas en los ojos, los habitantes salieron de San Juan y 2 años después el Paricutín ya había arrojado 530 millones de metros cúbicos de lava.
Respetó el Altar Mayor
El 4 de marzo de 1952 el volcán suspendió sus fumarolas y la gente acudió para valorar los daños causados por el fuego: las casas quedaron sepultadas y un rio de lava penetró en su adorado templo. Una de las dos torres quedó en pie como un faro que anunciaba un portento. Sin embargo, pese a la furia de la naturaleza, la lava y el fuego no se atrevieron a tocar el altar principal de la iglesia.
Fueron 9 años y 11 días de erupciones continuas, la lava incendió 40 kilómetros cuadrados y las cenizas llegaron a 200 kilómetros. El paisaje cambió de manera drástica.
El Nuevo San Juan Parangaricutiro fue fundado el 12 de mayo de 1944 y el 23 de abril de 1955, la iglesia de San Juan el Nuevo se convirtió en parroquia. La gente, después de sufrir tan amarga experiencia decía: “El Señor de los Milagros nos trajo a un lugar bonito; sin él, no valemos nada, a él le debemos todo.”
Siguen visitando la antigua Iglesia
La gente recuerda esta historia y no olvida el sitio donde surgió la devoción del Señor de los Milagros y aún visita el viejo templo. Los pobladores llegan sorteando el dificultoso camino hasta los restos de la Iglesia para luego descender entre la áspera lava petrificada hasta pararse ante el altar mayor, donde ponen flores entre las cinco columnas que lo flanquean.
Ahí aún permanecen algunas imágenes religiosas que nos hablan de un pueblo que, en medio de las calamidades del pasado, aún conserva una fuerte fe y que la refrendan comentando que a pesar de la furia del volcán, la lava y el fuego que la acompañaban respetaron el altar mayor de la antigua Iglesia de San Juan Parangaricutiro.