Colombia tiene una gran santa: María Laura de Jesús Montoya Upegui, fundadora de las Misioneras de María Inmaculada y de Santa Catalina de Siena, que fue canonizada el 12 de mayo de 2013 por el Papa Francisco.
Ella nació en el seno de una familia humilde el 26 de mayo de 1874 en la ciudad de Jericó, en Colombia, siendo hijo de Juan de la Cruz Montoya y María Dolores Upegui. Su padre fue asesinado durante la Guerra Civil cuando ella tenía dos años de edad y su madre se empleó como profesora de religión, por lo que la niña tuvo que vivir temporalmente en la casa de su abuelo, y fue dejada en un hogar de huérfanos, en la actual ciudad de Medellín.
Luego fue llevada a vivir con una tía enferma, y a los 11 años fue inscrita en el colegio del Espíritu Santo, y luego al Colegio San Cristóbal, donde surgió su vocación religiosa y quiso ingresar con las carmelitas.
A los 16 años, su familia decidió que ella tenía que ser maestra para ayudar económicamente a su familia y obtuvo una beca del gobierno. En 1893 se graduó como profesora elemental de la Escuela Normal.
Su primera experiencia docente fue en Amalfi donde fue nombrada directora de la Sección Superior de la Escuela Municipal donde trató de imprimir una educación religiosa, pero con la Guerra Civil de 1895 hubo un cierra de las escuelas del departamento, por lo que ella abrió su casa para dar clases a preescolares.
Comenzó a tener una vida mística y su prima Leonor Echavarría le ofreció colaborar en la dirección del recién inaugurado colegio de la Inmaculada en Medellín.
A la edad de 39 años, Laura se trasladó a Dabeiba en compañía de 6 catequistas con la aprobación del obispo de Santa Fe para trabajar con indígenas, y desde entonces, dedicó su vida a este apostolado.
El 14 de mayo de 1914 fundó la congregación de misioneras de María Inmaculada, y en 1917 presentó las constituciones al obispo Maximiliano Crespo Rivera.
Fue escritora y autora de 23 libros en los cuales narró sus experiencias místicas. En 1939 el presidente Eduardo Santos la condecoró con la Cruz de Boyacá.
Ella falleció el 21 de octubre de 1949 a los 71 años de edad. Fue beatificada en 2004 por san Juan Pablo II, y su fiesta litúrgica es el 21 de octubre.