Agenda 2026: Temas pendientes y reflexiones
Que esta reflexión impulse nuestro crecimiento personal hacia un México más unido y responsablemente comprometido en 2026
Consultor en temas de seguridad, justicia, política, religión y educación.
Falta poco para que termine el año y como suele suceder las dudas sobre todo lo que realizamos a lo largo de los 12 meses anteriores se agolpan, analizamos algunas de nuestras acciones, nos recriminamos por las oportunidades que dejamos pasar e incluso en muchas ocasiones buscamos nuevas perspectivas para darle un giro al año que está por comenzar.
El año que termina nos deja un balance mixto, con avances en algunos aspectos, pero persistentes sombras en lo económico y político. Mirando hacia 2026, la agenda pendiente se acumula: desafíos en seguridad, salud, economía, infraestructura, educación, medio ambiente, y equidad social que demandan no solo políticas, sino un cambio profundo en nuestra actitud como sociedad, ¿por qué ignoramos lo evidente y nos resistimos a repensar nuestras acciones?
Las sombras que nos acechan son preocupantes, la incertidumbre por las acciones de Donald Trump continúa amenazando nuestro esquema de seguridad, justicia, terrorismo, estado de derecho, el T-MEC y las exportaciones, a lo anterior habrá que aunar la tensa y compleja relación que se vive con Venezuela, Colombia y Cuba. Además se suman hasta los descarrilamientos de los trenes interoceánico y Maya, que se han vuelto situaciones complejas que afectan la percepción social.
Pero el análisis más profundo radica en nuestra falta de acción y participación colectiva y de cultura política, ¿En qué momento reconocemos lo que hemos pasado por alto? A menudo, solo cuando la crisis estalla: un huracán devasta comunidades, un escándalo de corrupción sale a la luz, o la violencia nos afecta directa o indirectamente. Pasamos por alto señales tempranas por comodidad, distraídos por el día a día o por narrativas polarizadas en redes sociales y medios de comunicación. Ignoramos la interconexión: un problema ambiental o la inseguridad también afectan la migración y la corrupción en lo local erosiona la confianza nacional.
Lo más preocupante es ¿por qué no nos comprometemos a repensar nuestras acciones? Repensar implica vulnerabilidad, admitir errores y sacrificar comodidades, pero es esencial para un desarrollo real.
Cultivemos hábitos de empatía diaria, reconociendo que nuestro crecimiento individual impacta el colectivo. Familiarmente, fomentemos valores de responsabilidad, continuemos estudiando y preparándonos mejor, recordando que el amor al prójimo es concreto. Ofrezcamos servicios de calidad, no motivados solo por la remuneración, que es importante, sí, sino por solidaridad y responsabilidad. Un médico que atiende con dedicación, un empresario que paga salarios justos, un funcionario que rechaza corrupción: estos actos construyen una nación. El amor al prójimo debe ser un compromiso diario que trascienda el egoísmo.
Este 2026 recordemos las palabras del Papa Francisco: “Mirar al prójimo y a la creación como un don recibido del amor del Padre nos lleva a sentir compasión y empatía, no desprecio y enemistad”. Que esta reflexión impulse nuestro crecimiento personal hacia un México más unido y responsablemente comprometido en 2026.

