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COLUMNA

La voz del Obispo

Santo Tomás Apóstol

El 3 de julio la Iglesia celebra la fiesta de Santo Tomás Apóstol, aquel que es recordado por su incredulidad.

30 junio, 2023
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Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis Primada de México desde el 24 de agosto de 2021. Es el primer obispo mexicano emanado del Camino Neocatecumenal. 

El 3 de julio la Iglesia celebra la fiesta de Santo Tomás Apóstol, aquel que es recordado por su incredulidad, al decir: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré» (Jn 20,25), incredulidad que fue disipada con la proclamación de fe que hace después, cuando Cristo le invita a tocarle para que no siga dudando; Tomás proclama la fe pascual de la Iglesia diciendo: «Señor mío y Dios mío» (Jn 20,28).

No se sabe mucho sobre la vida del apóstol, pero podemos decir que, su nombre deriva de una raíz hebrea, «ta’am», que significa «mellizo». Aunque es mencionado en los cuatro evangelios, el que más lo menciona es el evangelio de Juan, que en repetidas ocaciones lo evoca con el apodo de «Dídimo», que en griego quiere decir «mellizo», aunque se desconoce el motivo de tal apelativo.

Uno de los pasajes de las sagradas escrituras en los que Tomás toma una participación activa, es cuando Cristo le anuncia a sus discípulos que Lázaro ha muerto y se dispone a ir al lugar en el que está Lázaro. Tomás, mostrando una determinación de seguir al Señor, hasta determinar su propia suerte con él y querer compartir la prueba de la muerte (Cf. Jn 11,16).

La segunda intervención de Tomás la vemos en la última cena, cuando Jesús anuncia que se va al Padre, y preparará un lugar para sus discípulos, mencionando que ellos conocían el camino. Tomás expresa: «Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?» (Jn 14,5). Sin duda, aunque Tomás tenía buena intención de seguir a Jesús, su entendimiento no llegaba a comprender la profundidad de las palabras de Jesús, pero Jesús, aprovechará esta confusión para presentarse como «el camino, la verdad y la vida».

El Papa Benedicto XVI, en su catequesis del 27 de septiembre de 2006, nos invita a adentrarnos en la figura de Tomás y vernos reflejados en él, cuando no entendemos lo que Jesús nos dice a través de su palabra, de los acontecimientos de la vida, o algunas situaciones particulares, nos exhorta a tener el valor y la humildad de decirle al Señor: «no te entiendo, Señor, escúchame, ayúdame a comprender». Con valentía, con humildad y con la confianza de que el Señor puede iluminar el entendimiento y dar la fuerza para entrar en la voluntad de Dios.

Sin duda, el momento más conocido de la vida de Santo Tomás Apóstol lo vemos cuando pide tocar al Señor para estar seguro de su resurrección. Podríamos pensar sólo en la incredulidad de Tomás o pensar que las palabras del apóstol nos ponen de manifiesto que a Jesús ya no se le reconocerá por el rostro, sino por las llagas, que son las que muestran el gran amor que nos ha tenido. San Agustín comenta la profesión de fe que realiza el apóstol, ya que no sólo proclama la resurrección de Cristo, sino que lo reconoce como Dios: «veía y tocaba al hombre, pero confesaba su fe en Dios, a quien ni veía ni tocaba. Pero lo que veía y tocaba llevaba a creer en lo que hasta entonces había dudado» (In Iohann. 121,5).

Por último, se dice que Tomás evangelizó Siria y Persia, y después se dirigió al oeste de la India, desde donde fue evangelizado el sur de la India.

La Iglesia recuerda con alegría la vida y ejemplo de los apóstoles, ya que su ministerio es la continuación de la misión de Cristo, una misión que debe durar hasta el fin del mundo, pues el Evangelio que se transmite es el principio de toda la vida de la Iglesia (Cf. CEC 858-860).

Los textos de nuestra sección de opinión son responsabilidad del autor y no necesariamente representan el punto de vista de Desde la fe.


Autor

Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis Primada de México desde el 24 de agosto de 2021. Es el primer obispo mexicano emanado del Camino Neocatecumenal.