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La enseñanza social de la Iglesia: Pilares para la pospandemia

30 agosto, 2020
La enseñanza social de la Iglesia: Pilares para la pospandemia
Pandemia de Covid-19
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Participa cada lunes a las 21:00 horas (tiempo del centro de México) en La Voz del Obispo en Facebook Live.  Este lunes podrás conversar con el autor de este texto, Mons. Carlos Samaniego, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de México.

 

Quisiera proponer algunos principios de la enseñanza social de la Iglesia como pilares que pueden sostener nuestra sociedad en la pospandemia, lo haré a la manera de los cinco panes y dos pescados que ofreció un muchacho con los que Jesús realizó la multiplicación de los panes.

Los panes

Primer pan, el bien común: el bien común señala el bien de todos los hombres como el bien integral de cada hombre. El bien común significa ser capaz de pensar más allá de las propias necesidades. Los bienes de la tierra deben ser para todos, más aún ahora que la pobreza gana terreno por la crisis sanitaria, laboral y económica que ha traído la pandemia.

Segundo pan, la subsidiariedad: la subsidiariedad regula las relaciones entre desiguales, es decir, entre aquellos que tienen más recursos y aquellos que tienen menos. Por la subsidiariedad se puede ayudar, por el tiempo que sea necesario, a otros para superar sus limitaciones sin destruirlos ni absorberlos. En estos momentos hay una gran necesidad de que toda persona o instancia superior a otra se disponga a colaborar, a fin de fortalecerla para que continúe su desarrollo social.

Jóvenes voluntarios del comedor emergente por COVID-19 en Azcapotzalco.

Jóvenes voluntarios del comedor emergente por COVID-19 en Azcapotzalco.

 

Tercer pan, solidaridad: es la virtud que permite a la familia humana compartir entre sí el tesoro de los bienes materiales y espirituales. Se trata de una mutua colaboración entre las personas, las instituciones, las generaciones y entre las naciones. Por la solidaridad se busca el bien de todos y al mismo tiempo que se descubre que lo que afecta a uno afecta a todos. En este tiempo de pandemia se precisa una solidaridad que se exprese en los mejores aportes de cada individuo o institución a favor del bien de todos.

Cuarto pan, la dignidad de la persona humana: pensar correctamente sobre la sociedad, la política, la economía y la cultura significa en primer lugar comprender correctamente quién es la persona. La persona ha sido creada a imagen de Dios Trinidad, por ello debe ser tratada como fin y no como medio; la persona humana es hija de Dios Padre, hermana de Dios Hijo y templo del Espíritu Santo, pues Jesús le ha participado su filiación; el Hijo de Dios, dio la vida por ella y el Espíritu Santo la habita como en un templo. Por estas razones la persona vale por lo que es, no por lo que tiene, o por lo que parece. En esta pandemia reconozcamos la dignidad de cada persona.



Quinto pan, la justicia: “es la voluntad constante de dar a Dios y al prójimo lo que es debido” (Catecismo de la Iglesia Católica). Pero aquello que es debido supera los parámetros mezquinos y minimalistas, por ello dice el Señor Jesús “si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos no entraran al Reino de los cielos”. En estos días de pandemia seamos magnánimos, no hagamos cálculos acerca de si las personas merecen o no nuestro tiempo, recursos y energías, amemos como Jesús “hasta el extremo”, sin mirar a quién, sin esperar retribución o gratitud.

Una feligresa porta cubrebocas al interior de la Catedral Metropolitana de México. Foto: Javier Juárez

Una feligresa porta cubrebocas al interior de la Catedral Metropolitana de México. Foto: Javier Juárez

Los pescados

Primer pescado, el uso correcto de los bienes materiales: El destino universal de los bienes excluye el acumular cuando a otros les falta lo indispensable. Somos administradores de los bienes que ahora poseemos. Lo mejor que se puede hacer con esos bienes es una justa distribución creando fuentes de trabajo, tratando de pagar salarios más justos y ayudando a personas con verdadera necesidad.

Segundo pescado, aprovechamiento del tiempo presente: si sobrevivimos a la pandemia aprendamos que la vida es para darla, pues “quien pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará”. Si sobrevivimos a la pandemia estaremos iniciando la segunda parte del resto de nuestra vida, colmemos de amor cada momento del tiempo presente.

Cinco panes y dos pescados bastaron para que el Señor Jesús realizara la multiplicación de los panes. Entreguemos nuestros cinco panes y dos pescados como pilares en la pospandemia, sabiendo que sobre ellos el Señor hará lo demás, sobre ellos  puede edificar una nueva sociedad.

 

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Autor

Es Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis Primada de México. 

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