¿Hacia dónde camina la Arquidiócesis de México hoy?
Que María Santísima, Reina de la evangelización, guíe nuestros pasos y proteja nuestra fe para ser fiel a la misión por su Hijo encomendada.
El próximo 5 de febrero se cumplen cinco años de la llegada de nuestro Arzobispo, el cardenal Carlos Aguiar Retes; por ello me parece oportuno reflexionar con ustedes, ¿hacia dónde nos ha guiado nuestro pastor en nuestro compromiso evangelizador, y cómo vamos avanzando hacia este horizonte que nos ha planteado?
Desde hace más de una década, nuestro arzobispo, participando en la Conferencia episcopal latinoamericana de Aparecida en el 2007, reflexionaba ya sobre el “cambio de época”; esto significaba un cambio no solo de algunas costumbres o preferencias, sino de un cambio de modelo socio-cultural que está transformando de raíz nuestra manera de vivir nuestra familia, las expectativas de los jóvenes, la manera de comunicarnos, de movernos, de transmitir la fe y de entender los valores que nos sostienen. En aquel entonces decían los obispos en Aparecida:
Vivimos un cambio de época, cuyo nivel más profundo es el cultural. Se desvanece la concepción integral del ser humano, su relación con el mundo y con Dios; se verifica la imposición de culturas artificiales, despreciando las culturas locales, […] además de promoverse la afirmación exasperada de derechos individuales y subjetivos sin preocupación por criterios éticos. Se prefiere vivir día a día, sin programas a largo plazo ni apegos personales, familiares y comunitarios, convirtiendo las relaciones humanas en objetos de consumo. (DA 44-46)
Ante una cambio tan radical que los medios digitales han exponenciado en la última década, nuestro Arzobispo buscó hacer cambios estructurales significativos en la conformación de la Arquidiócesis que permitieran un acompañamiento más cercano y eficaz de la grey encomendada a él, y que dispusieran a todos los miembros de la Arquidiócesis a una profunda reflexión sobre los retos que implicaba para la evangelización y la comunión este cambio de época.
Por ello, pidió al Papa la creación de tres nuevas diócesis: Atzcapotzalco, Iztapalapa y Xochimilco, que le permitiera reducir el número de fieles acompañados. Además, reorganizó las vicarías en zonas pastorales, nombró vicarios episcopales que acompañaran estos territorios, formó nuevas vicarias funcionales, reestructuró la curia y pidió al Papa el nombramiento de seis nuevos obispos auxiliares que le acompañaran en la guía de la Arquidiócesis.
Para darle cauce y sentido a todos estos cambios y a la evangelización en nuestra Arquidiócesis, el Arzobispo nos ha regalado tres orientaciones que han de guiar todos nuestros esfuerzos de renovación eclesial, estos son: Fomentar la espiritualidad de comunión, caminar sinodalmente para escuchar juntos la voz del Espíritu que busca renovar la Iglesia, y atravernos a vivir una eficaz conversión pastoral que sea capaz de transmitir el evangelio con alegría y cercanía a todos aquellos que Dios está llamando.
La primer orientación quiere describir el nuevo ardor con el que hemos de impulsar nuestra evangelización, este nuevo ardor es la espiritualidad de la comunión. Nuestra fidelidad dependerá de esta espiritualidad, que hemos de convertir en principio educativo para hacer de la Iglesia Casa y Escuela de la comunión (cf. NMI 43 y 45).
La segunda orientación nos recuerda que la Iglesia es esencialmente sinodal, pues desde un inicio está llamada a escuchar, discernir, y actuar. Escuchar a todos para descubrir los retos que nos está imponiendo el cambio de época y discernir, a la luz del Espíritu, los dones que Dios está suscitando para responder a estos retos. Este discernimiento exige juzgar teniendo presente el modelo de Jesucristo y proponer las posibles decisiones asumiendo a Cristo como camino, verdad y vida.
La tercera orientación, la conversión pastoral, nos recuerda que para cumplir fielmente nuestra misión como Iglesia necesitamos reformar nuestras expresiones pastorales para que sean verdaderas promotoras del Evangelio de Cristo; la pastoral de ambientes ha de acompañar a los laicos en medio del mundo; la pastoral por línea de vida ha de ofrecer un proceso formativo permanente a través de nuestras estructuras diocesanas.
Después de cinco años, que tuvieron una pandemia en medio, hemos logrado la visita pastoral de más de tres cuartas partes de las parroquias de la Arquidiócesis. Estas visitas nos han permitido constatar que el rumbo pastoral de la Arquidiócesis va tomando ritmo, y poco a poco los diversos agentes de evangelización y la vida consagrada van sumándose a este gran esfuerzo que ha tenido por objetivo renovar la fidelidad de la Iglesia ante su misión evangelizadora en este cambio de época.
Mucho nos falta por hacer y nuestra única esperanza esta puesta en el Señor que nos ha prometido su Espíritu para continuar la misión que el Padre le encomendó. Que María Santísima, Reina de la evangelización, guíe nuestros pasos y proteja nuestra fe para ser fiel a la misión por su Hijo encomendada.
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