Toda renovación pastoral busca aumentar nuestra fidelidad
a la misión de Cristo.
Con la esperanza de ser fieles a la misión que Cristo nos encomendó (Jn 20, 21-22), la Iglesia que peregrina en la Arquidiócesis de México, guiada por nuestro pastor, el arzobispo don Carlos cardenal Aguiar Retes, comenzó un proceso de renovación pastoral desde febrero del 2018 que ha traído innumerables retos.
La primera etapa fue la reestructura territorial y la renovación de los liderazgos en la Arquidiócesis. Se desmembraron tres nuevas diócesis del territorio de la Arquidiócesis, se reestructuraron los territorios de 7 Zonas pastorales, se recibió el nombramiento de cinco nuevos obispos auxiliares, se renovó al rector del Seminario conciliar, al rector de la Basílica de Guadalupe, al Dean de Catedral, al Vicario general, al vicario de pastoral, al tesorero y el canciller.
Al finalizar todos estos cambios, vino la pandemia del Covid-19, lo que detuvo de manera abrupta los planes de renovación; sin embargo, este tiempo nos sirvió para reflexionar mejor el camino que habríamos de emprender para avanzar en nuestro camino de fidelidad a la misión de Jesús.
La segunda etapa de este proceso implicó la visita pastoral de las 420 rectorías y parroquias de la Arquidiócesis. En estas visitas, los obispos se acercaron a la realidad de la ciudad al caminar por las calles y visitar los centros de trabajo y estudio; además, dialogaron con los agentes de pastoral y buscaron revitalizar la misión evangelizadora de las parroquias. Dentro de los frutos de estas visitas pastorales encontramos la revitalización de la fe de las comunidades, la cercanía de los obispos y el reconocimiento de la realidad post pandemia por parte del consejo episcopal.
La tercera etapa de este proceso de renovación fue la convocatoria de una Asamblea arquidiocesana donde queremos experimentar la sinodalidad, fortalecer la comunión y renovar nuestra propuesta evangelizadora.
Para lograr una participación eclesial más amplia, en la asamblea involucramos a las parroquias a través de sus asambleas parroquiales; gracias a ello pudimos escuchar los gritos, urgencias y necesidades de los cuatro destinatarios prioritarios que nos propuso el II Sínodo arquidiocesano: alejados, personas en situaciones vulnerables, jóvenes y familias.
Posteriormente, dedicamos un fin de semana a cada destinatario para escuchar la realidad, el magisterio y a la Iglesia misma; a esta experiencia le llamamos Foros APM, a los que asistieron más de dos mil personas, ya que tuvimos un promedio de 500 agentes de pastoral en cada fin de semana. En estos foros vivimos los conversatorios en el Espíritu, a través de los cuales pudimos identificar los núcleos problemáticos que adolecemos como comunidad eclesial. Sin duda, este fue un ejercicio sinodal bellísimo, donde todos experimentamos la riqueza que significa escucharnos mutuamente.
Paralelo a estos Foros, se realizaron las asambleas decanales para reflexionar sobre las fortalezas y debilidades de las estructuras pastorales de comunión que tenemos en la Arquidiócesis. De estas asambleas decanales hemos recibidos luces importantes para renovar lo que sea necesario para dar paso a la conversión pastoral.
En este mes de mayo nos encontramos iniciando la Asamblea arquidiocesana (12 de mayo),que tiene como propósito renovar nuestra fidelidad a la misión de Jesús y así, preparar el camino de nuestra Iglesia arquidiocesana hacia los 500 años de nuestro nacimiento como diócesis (2029) y los 500 años de las apariciones de Nuestra Madre Santísima de Guadalupe (2031).
Esta asamblea, que durará 7 días, recogerá los frutos de todo el trabajo previo y en ella podremos fortalecer nuestros lazos de comunión y vivir la sinodalidad a través de un triple momento: VER con actitud de discípulo y con la mirada del Padre la realidad que clama hoy la atención pastoral a los destinatarios prioritarios del II Sínodo arquidiocesano, para JUZGAR con el ejemplo y criterio del Hijo la respuesta misionera a la que nos sentimos llamados, ofreciendo a las comunidades parroquiales, movimientos, vida consagrada y ambientes, las LÍNEAS DE ACCIÓN PASTORAL para un renovado compromiso misionero guiados por la presencia del Espíritu Santo.
Que Nuestra Madre Santísima de Guadalupe sea siempre nuestra compañera y guía de este trabajo de renovación pastoral.
Mons. Héctor M. Pérez Villarreal
* Artículo escrito con referencia al texto oficial de la Asamblea Arquidiocesana.
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