Una lectora pregunta: ¿Hay o no obligaciones en el Matrimonio?, y ¿existe algún texto donde se expliquen?
Al respecto, el padre Juan José Hernández, sacerdote de la Arquidiócesis Primada de México, responde lo siguiente:
El Matrimonio como institución lleva consigo deberes y obligaciones que los esposos deben cumplir y vivir. El Matrimonio cristiano por su misma índole está llamado a ser una “comunidad de vida y amor, Iglesia doméstica” donde se vivan y trasmitan los valores del Evangelio de Padres a hijos, formando en ellos no sólo buenas personas o buenos ciudadanos, sino santos cristianos.
El Código de Derecho Canónico (c. 1135‐1136) señala que: “Ambos cónyuges tienen igual obligación y derecho respecto de lo que corresponde al consorcio de la vida conyugal. Los padres tienen la obligación gravísima y el derecho primario de procurar en la medida de sus fuerzas la educación de la prole, tanto física, social y cultural, como moral y religiosa”.
Así pues los deberes de los cónyuges entre sí y respecto de la sociedad miran al desarrollo y crecimiento en la vivencia conyugal, ya están llamados a vivir en el amor, siendo el uno para el otro, complementándose.
En otro canon se dice: Quienes viven en el estado conyugal, según su propia vocación, tienen el peculiar deber de trabajar, a través del matrimonio y la familia, en la edificación del Pueblo de Dios (Código de Derecho Canónico, c. 226, 1).
Hay que considerar que el deber, (fines del matrimonio) de los esposos es el transmitir la vida: “…El deber de transmitir la vida humana y de educarla… hay que considerar(lo) como su propia misión” (Gaudium et spes, n. 50).
Es decir, la procreación como un fin del matrimonio que es bendición de Dios para los esposos cristianos, si es que nada lo impide, así también deben crecer en el amor mutuo, como se manifiesta en el consentimiento matrimonial, en las alegrías y tristezas, en la salud y en la enfermedad, amarse y respetarse durante toda la vida.
Así, también existe la obligación de vivir juntos, de ayudarse, respetarse, la educación de los hijos, crecer en la fidelidad, la unidad, y el mirar el camino de esposos cristianos, no quedarnos desde la óptica del “deber o derecho” que como ya se han mencionado algunos de ellos, buscan en todo momento ayudarnos a una mejor relación, a una convivencia cimentada en el amor, que les ha llevado a unir sus vidas y asumir un compromiso llamados a ser testimonio del amor de Dios en medio del mundo.
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