El Retrato de Dorian Grey, de Oscar Wilde,1890
Posee esta obra, una prosa exuberantemente hermosa, llamada preciosismo decorativo, como uno de sus más grandes atributos, que te abre la mente a los mínimos detalles que la vida tiene
Con razón se considera uno de los clásicos modernos de la literatura occidental, porque su crítica a la sociedad, de todo tiempo y lugar, es siempre actual. De manera particular se aplica hoy, a ese narcisismo social y mundial en el que vivimos, y que se refleja por ejemplo, en las pretensiones localistas y nacionalistas, en el auto referencialismo, en el culto a la imagen, la sobreexposición mediática, los influencers, la búsqueda afanosa de likes, el afán por traslucir la vida hasta la ignominia en redes sociales, la trivialidad y la superficialidad de la vida, el ensalzamiento de los egos, la vanidad, el individualismo exacerbado, que no solo destruye a los demás, sino que destruye a uno mismo, etc.
Posee esta obra, una prosa exuberantemente hermosa, llamada preciosismo decorativo, como uno de sus más grandes atributos, que te abre la mente a los mínimos pero hermosos detalles que la vida tiene, aromas, colores, acabados, tonalidades, sabores, matices, sentimientos y descripciones minuciosas de todo el entorno, que te hacen paladear el texto.
Una trama desenvuelta, deslumbrante, magnífica, del tipo llamado realismo fantástico, pero cargada un poco más hacia la crudeza, casi al horror, con puntos nodales que provocan grande estremecimiento. Un personaje secundario, magnífico: Lord Henry, que es quizá el que va tejiendo con su poderosa influencia toda la trama, incluso la del personaje principal.
Esta obra maestra es para mi una versión contemporánea y completa del mito de Narciso y Eco. Te la recomiendo ampliamente.
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