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COLUMNA

La voz del decano

Compromiso con las comunidades

Un reto eclesial interno: que las parroquias no sólo estén abiertas físicamente, sino que sean un oasis, un signo claro de acogida y respuesta a sus inquietudes vivenciales,

22 agosto, 2023

Mi decanato se conforma de 10 templos ubicados en el suroeste de la ciudad, en Álvaro Obregón. Tenemos de vecina a la central camionera de Observatorio y del otro lado al Tec de Monterrey Santa Fe.
Para asumir nuestro reto misionero debemos superar obstáculos propios del diseño territorial: terrenos planos y barrancas provocan que se saturen las pocas avenidas, que además sirven para estacionar carros y concentrar comercios.

Hay callejones solitarios y peligrosos. Así como lugares adversos para las personas con discapacidad y de la tercera edad, en especial algunas calles que fueron construidas como escaleras. La violencia intrafamiliar y las adicciones son algunos de los rostros de nuestras comunidades. También hay zonas de pobreza vecinas de otras con mejores economías.

A esas realidades respondemos con diversas iniciativas. Algunos sacerdotes usan como puerta de entrada la labor social, con lo que manifiestan que la Iglesia está dispuesta a dar apoyo en las necesidades básicas; otros aprovechan las tradiciones populares para atraer a quienes crecieron sin una pincelada de fe.

Tenemos agentes de pastoral muy comprometidos para actuar en estos ambientes y son un vínculo indispensable para hablar de Dios.

Hacia los comercios y con los alejados tenemos el reto de que volteen a ver a su parroquia, y no sólo al espacio construido. Queremos que sepan que tienen cerca un espacio para acudir cuando estén cansados y agobiados. Que vean que en la iglesia más cercana encontrarán a alguien dispuesto a aliviarlos de sus pesadas cargas.

Todo esto nos dibuja un reto eclesial interno: que las parroquias no sólo estén abiertas físicamente, sino que sean un oasis, un signo claro de acogida y respuesta a sus inquietudes vivenciales, o al menos un lugar para caminar juntos. Un lugar en donde hasta los no bautizados puedan encontrar algo positivo.

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