¿Por qué Jesús dijo: ‘El que no está contra nosotros está a nuestro favor’?
Una gran tentación de los servidores de Dios es hacerse corresponsables únicos de Sus beneficios.
Del santo Evangelio según san Marcos: 9, 38-43. 45. 47-48
En aquel tiempo, Juan le dijo a Jesús: “Hemos visto a uno que expulsaba a los demonios en tu nombre, y como no es de los nuestros, se lo prohibimos”.
Pero Jesús le respondió: “No se lo prohíban, porque no hay ninguno que haga milagros en mi nombre, que luego sea capaz de hablar mal de mí. Todo aquel que no está contra nosotros, está a nuestro favor. Todo aquel que les dé a beber un vaso de agua por el hecho de que son de Cristo, les aseguro que no se quedará sin recompensa”.
“Al que sea ocasión de pecado para esta gente sencilla que cree en mí, más le valdría que le pusieran al cuello una de esas enormes piedras de molino y lo arrojaran al mar. Si tu mano te es ocasión de pecado, córtatela; pues más te vale entrar manco en la vida eterna, que ir con tus dos manos al lugar de castigo, al fuego que no se apaga”.
“Y si tu pie te es ocasión de pecado, córtatelo; pues más te vale entrar cojo en la vida eterna, que con tus dos pies ser arrojado al lugar de castigo. Y si tu ojo te es ocasión de pecado, sácatelo; pues más te vale entrar tuerto en el Reino de Dios, que ser arrojado con tus dos ojos al lugar de castigo, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga”..
Cultura Bíblica
El texto que leemos este domingo se encuentra dentro de la parte del Evangelio en que el Señor iba de camino hacia Jerusalén. El camino hacia Jerusalén inició cuando los discípulos reconocieron a Jesús como el Mesías y por primera vez el Señor les anunció su Pasión, Muerte y Resurrección (Mc 8,27-9,1).
El Señor Jesús sabía que en la mente y el corazón de sus discípulos anidaban muchas formas de pensar y de motivaciones que no son compatibles con el Evangelio. Por ejemplo, llamó seriamente la atención a Simón Pedro por tratar de disuadirlo de que no se encaminara a Jerusalén para padecer, morir y resucitar. Jesús llamó a Pedro, Satanás, porque no pensaba como Dios sino como los hombres (Mc 8,33).
En otro momento se percató Jesús que los discípulos discutían sobre quién era el primero entre ellos y les dijo que aquel que quisiera ser el primero debería hacerse el último y el servidor de todos (Mc 9,35). La anécdota del día de hoy está dentro de la misma tónica: confrontar una mentalidad de grupo cerrado, una mentalidad elitista con respecto a la fe y a los dones de Dios.
Un acontecimiento comparable a éste se nos narra en el libro de los Números (11,25-29), donde dicen que Josué sugirió a Moisés que les prohibiera a dos ancianos pofetizar, Moisés respondió a esta sugerencia: “yo más bien desearía que todos en Israel profetizaran”.
El apostol Juan refiere a Nuestro Señor que pohibieron al hombre que expulsó un demonio en su nombre, volverlo a hacer ya que no andaba con ellos, esta es la mentalidad elitista. Jesús se opuso rotundamente diciendo: “no se lo pohiban, ya que no hay alguien que haga milagros en mi nombre y luego hable mal de mí. Todo el que no está contra nosotros, está a nuestro favor”.
Una gran tentación dentro de los servidores de Dios, sean sacerdotes o profetas es hacerse corresponsales únicos de Sus beneficios, o convertirse en el criterio sin el cual nadie puede hacer algo. Jesús no fue así y no quiso que los suyos se convirtieran en ese tipo de personas.
El poder de atar y desatar de ninguna manera excluyó a los demás para recibir de parte de Dios el don de realizar acciones y signos salvíficos.