Una gran diferencia entre dos mujeres
María Corina ha mostrado una gran valentía y entereza al permanecer en su país para seguir enfrentando al peligroso grupo de asesinos y mafiosos
El premio Nobel de la Paz de 2025 otorgado a la venezolana María Corina Machado ha sido motivo de un gran reconocimiento en todos los ambientes del mundo donde se respeta la libertad y se valora la democracia. Se trata de una mujer que durante más de veinte años ha luchado por la vía electoral para superar el sistema autoritario impuesto en su país por Hugo Chávez y perpetuado por el dictador y delincuente Nicolás Maduro.
Sin perder nunca la actitud pacifista ha enfrentado los fraudes y las amenazas de un régimen que ha desmantelado el sistema democrático de Venezuela, ha hundido en la pobreza a uno de los países con mayor potencial de Latinoamérica y ha expulsado a la inmigración forzada a casi la cuarta parte de sus habitantes.
María Corina ha mostrado una gran valentía y entereza al permanecer en su país para seguir enfrentando al peligroso grupo de asesinos y mafiosos que rodean al narcotraficante Nicolás Maduro, poniendo en riesgo no solo su libertad sino también su propia vida. Todo ello le ha llevado a ser un referente de valor moral entre los venezolanos y un símbolo de dignidad política que ahora es reconocida internacionalmente con el Premio Nobel de la Paz.
La última batalla se llevó a cabo en las elecciones del 2024 en la que no obstante haber sido impedida ilegalmente por el régimen dictatorial para competir, acompañó por todo el país a Edmundo Gonzalez que triunfó con más del 80% de los votos sobre el opresor de su propio pueblo Maduro. Todos sabemos la conclusión: se negaron a reconocer el triunfo, asesinaron a cientos de ciudadanos que se inconformaron, apresaron a miles que salieron a protestar, se multiplicaron los venezolanos en la migración por el mundo.
Ella, aún en la obligada clandestinidad, permanece en Venezuela como una denuncia permanente ante el despotismo de quienes mal gobiernan.
El otro lado de la medalla lo tenemos aquí, una mujer que llegó al gobierno de la mano del presidente más corrupto que hayamos tenido, poniendo a su servicio todos los recursos del Estado y millonadas del dinero sucio del crimen organizado para alcanzar una mayoría en las votaciones y con el uso tramposo de las instituciones para lograr la sobrerrepresentación en el Congreso. Gobierno identificado con los dictadores en turno, cuando le preguntaron su opinión sobre el reconocimiento a María Corina Machado solo respondió con frialdad y soberbia: “sin más comentarios”.
Comisionado de la Doctrina de la Fe en la Arquidiócesis Primada de México y miembro de la Comisión Teológica Internacional (CTI). Es director del Observatorio Nacional de la Conferencia del Episcopado Mexicano y fue rector de la Universidad Pontificia de México, cargo que ocupó durante tres trienios.
El premio Nobel de la Paz de 2025 otorgado a la venezolana María Corina Machado ha sido motivo de un gran reconocimiento en todos los ambientes del mundo donde se respeta la libertad y se valora la democracia. Se trata de una mujer que durante más de veinte años ha luchado por la vía electoral para superar el sistema autoritario impuesto en su país por Hugo Chávez y perpetuado por el dictador y delincuente Nicolás Maduro.
Sin perder nunca la actitud pacifista ha enfrentado los fraudes y las amenazas de un régimen que ha desmantelado el sistema democrático de Venezuela, ha hundido en la pobreza a uno de los países con mayor potencial de Latinoamérica y ha expulsado a la inmigración forzada a casi la cuarta parte de sus habitantes.
María Corina ha mostrado una gran valentía y entereza al permanecer en su país para seguir enfrentando al peligroso grupo de asesinos y mafiosos que rodean al narcotraficante Nicolás Maduro, poniendo en riesgo no solo su libertad sino también su propia vida. Todo ello le ha llevado a ser un referente de valor moral entre los venezolanos y un símbolo de dignidad política que ahora es reconocida internacionalmente con el Premio Nobel de la Paz.
La última batalla se llevó a cabo en las elecciones del 2024 en la que no obstante haber sido impedida ilegalmente por el régimen dictatorial para competir, acompañó por todo el país a Edmundo Gonzalez que triunfó con más del 80% de los votos sobre el opresor de su propio pueblo Maduro. Todos sabemos la conclusión: se negaron a reconocer el triunfo, asesinaron a cientos de ciudadanos que se inconformaron, apresaron a miles que salieron a protestar, se multiplicaron los venezolanos en la migración por el mundo.
Ella, aún en la obligada clandestinidad, permanece en Venezuela como una denuncia permanente ante el despotismo de quienes mal gobiernan.
El otro lado de la medalla lo tenemos aquí, una mujer que llegó al gobierno de la mano del presidente más corrupto que hayamos tenido, poniendo a su servicio todos los recursos del Estado y millonadas del dinero sucio del crimen organizado para alcanzar una mayoría en las votaciones y con el uso tramposo de las instituciones para lograr la sobrerrepresentación en el Congreso. Gobierno identificado con los dictadores en turno, cuando le preguntaron su opinión sobre el reconocimiento a María Corina Machado solo respondió con frialdad y soberbia: “sin más comentarios”.

