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COLUMNA

Compromiso social de la fe

Las mentiras de nuestros gobernantes

La soberbia con la que algunos se conducen por la vida les hace olvidar que, tarde o temprano, serán juzgados por las mismas leyes que ahora desprecian.

1 junio, 2023
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Comisionado de la Doctrina de la Fe en la Arquidiócesis Primada de México y miembro de la Comisión Teológica Internacional (CTI). Es director del Observatorio Nacional de la Conferencia del Episcopado Mexicano y fue rector de la Universidad Pontificia de México, cargo que ocupó durante tres trienios. 

Todos los que asumen una responsabilidad de gobierno, sea en el Poder Legislativo o Judicial, pero de manera especial quien toma a su cargo el Poder Ejecutivo; es decir, el Presidente de la República, han realizado públicamente el juramento de cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes que de ella emanan.

Se trata de uno de los compromisos más importantes de quien ha sido elegido para ser Jefe del Estado mexicano, ya que de su gestión depende la seguridad, el desarrollo y el ambiente de paz entre todos los ciudadanos.

Efectivamente, independientemente del partido o la ideología política por la que haya sido elegido, se convierte en el Presidente de todos los mexicanos y el garante de todos las instituciones que permiten la estabilidad y libre participación de quienes conforman la Nación.

De acuerdo a la Constitución y las leyes respectivas, cualquier cambio en las mismas leyes e instituciones constitucionales sólo puede darse mediante un estricto apego a la legalidad establecida por el Poder Legislativo, y vigilada y garantizada por el Poder Judicial.

Desafortunadamente, en México, llevamos más de cuatro años con un Presidente que miente constantemente a los ciudadanos, con datos falsos sobre la situación económica, de seguridad, del sistema de salud y muchas otras cosas, pero, lo más grave son los constantes intentos de anular las instituciones que garantizan la democracia, en general, y que permiten el control del Poder Ejecutivo, en particular mediante acciones claramente violatorias a la Constitución.

Ante la falta de capacidad, por parte de los diputados y senadores, para controlar todas estas anomalías, ha tenido que intervenir la Suprema Corte de Justicia de la Nación para impedir los atropellos a la Ley de parte del Presidente y sus seguidores.

Debemos destacar la fortaleza y honradez de la mayor parte de los Ministros, pero especialmente la dignidad de la Ministra Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Lucía Piña Hernández.

No contento con mentir y violar constantemente las leyes por parte de quien debería cuidarlas, se ha empeñado en atacar a quienes las defienden, agravando la situación al agredir y difamar constantemente a la Ministra Presidente por el solo hecho de cumplir con su tarea en favor de todos los mexicanos: cuidar el respeto a la Constitución.

La soberbia con la que algunos se conducen por la vida les hace olvidar que, tarde o temprano, serán juzgados por las mismas leyes que ahora desprecian.

P. Mario Ángel Flores Ramos es Director de la Doctrina de la Fe en el Arzobispado de México; Director del Observatorio Nacional de la Conferencia del Episcopado Mexicano, Miembro de la Comisión Teológica Internacional que asesora al Papa y Consultor del Dicasterio para la Cultura y la Educación en la Curia Romana.

*Los artículos de la sección de opinión son responsabilidad de sus autores.


Autor

Comisionado de la Doctrina de la Fe en la Arquidiócesis Primada de México y miembro de la Comisión Teológica Internacional (CTI). Es director del Observatorio Nacional de la Conferencia del Episcopado Mexicano y fue rector de la Universidad Pontificia de México, cargo que ocupó durante tres trienios.