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COLUMNA

Compromiso social de la fe

Irresponsable presupuesto de egresos para 2025

La única solución a esta situación es una sociedad civil más consciente y una oposición renovada.

16 diciembre, 2024
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Comisionado de la Doctrina de la Fe en la Arquidiócesis Primada de México y miembro de la Comisión Teológica Internacional (CTI). Es director del Observatorio Nacional de la Conferencia del Episcopado Mexicano y fue rector de la Universidad Pontificia de México, cargo que ocupó durante tres trienios. 

Los diputados y senadores del oficialismo de la actual legislatura han demostrado una vez más que no están pensando en lo que más conviene a nuestro país sino en seguir cumpliendo a ciegas los mandatos de quien fuera presidente en el sexenio que acaba de terminar. Aprobaron de manera irresponsable el presupuesto, la madrugada del 12 de diciembre y se reunieron felices al frente de la Cámara de Diputados con el consabido y absurdo estribillo ‘es un honor estar con Obrador’, hasta que alguien les recordó que ya no es el presidente.

Un presupuesto estratosférico de 9.3 billones de pesos, aumentando la deuda del país y sacrificando los aspectos más importantes para los servicios y el desarrollo de la nación. Disminuyeron significativamente los recursos para el sector salud, tan descuidado durante seis años, tanto en la atención hospitalaria como en los insumos medicinales, contando con menos incentivos para el personal médico y los servicios de enfermería. La educación es otro sector de primera necesidad quedándose nuevamente sin recursos para mejorar las instalaciones escolares, tampoco para la capacitación del magisterio en general y menos para buscar una educación de calidad.

La única respuesta, la dispersión de becas a los alumnos sin ningún control de eficacia ni de eficiencia, de tal forma que las zonas más pobres, siguen siendo las más desprotegidas. Recursos insuficientes para los productores del campo y las pequeñas y medianas industrias y comercios. Ni qué decir de la nula preocupación por restaurar y ampliar la pésima e insuficiente red carretera que está en condiciones de abandono desde hace seis años.

Por el contrario, aumentó el presupuesto para el Ejército, para las Guardia Nacional, que no significa un aumento para la seguridad ciudadana en las ciudades, pueblos y carreteras. Muchos recursos para seguir subsidiando obras inútiles como el tren maya y poco productivas como la refinería Dos Bocas o el AIFA, ante el descuido casi criminal del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Un presupuesto totalmente insensible para el cuidado del medio ambiente al que dedican 10 pesos al año por hectárea a las zonas naturales protegidas que seguirán sin vigilancia y a merced del crimen organizado dedicados a la tala y desforestación. Los programas de sociales de becas para los adultos mayores y un sinfín de apoyos económicos a estudiantes y distintos sectores sociales, no solo han aumentado a pesar de la limitación de recursos fiscales, sino lo más preocupante, realizados sin ningún otro interés que seguir teniendo en la población beneficiada una reserva electoral a toda prueba.

Los legisladores no han escuchado los análisis de los expertos ni los reclamos de la oposición, lo único que les preocupa es seguir complaciendo ‘al amado líder’ sin preocuparse de que el país camine hacia la ruina.

La única respuesta a estos despropósitos solo puede venir de una sociedad civil más consciente y organizada y una oposición renovada y honesta.


Autor

Comisionado de la Doctrina de la Fe en la Arquidiócesis Primada de México y miembro de la Comisión Teológica Internacional (CTI). Es director del Observatorio Nacional de la Conferencia del Episcopado Mexicano y fue rector de la Universidad Pontificia de México, cargo que ocupó durante tres trienios.