Desafíos para un nuevo gobierno
Antes de analizar en detalle lo que ha sucedido, es el momento de recordar lo que esperamos de un nuevo grupo gobernante
Comisionado de la Doctrina de la Fe en la Arquidiócesis Primada de México y miembro de la Comisión Teológica Internacional (CTI). Es director del Observatorio Nacional de la Conferencia del Episcopado Mexicano y fue rector de la Universidad Pontificia de México, cargo que ocupó durante tres trienios.
Después de un largo proceso electoral lleno de violencia por parte de grupos de la delincuencia, una serie de violaciones a las leyes electorales por parte del presidente de la República y su partido, pero especialmente una gran y ejemplar participación ciudadana, estamos llegando a la conclusión con la elección de un nuevo Congreso, algunos gobernadores y la titular de la presidencia de la República.
Antes de analizar en detalle lo que ha sucedido, es el momento de recordar lo que esperamos de un nuevo grupo gobernante, en primer lugar, que promueva la reconciliación ciudadana en torno a una causa común: nuestra Patria, nuestra Nación, todos somos mexicanos, ya es tiempo de superar la división que no nos deja avanzar, ya es tiempo de encontrar un nuevo ambiente social donde todos nos sintamos constructores de nuestro México, con un sentimiento de fraternidad y amistad social como lo expresa el Papa Francisco. Las ideologías terminan siempre mal, dejémoslas de lado.
En segundo lugar, un nuevo gobierno que respete las leyes vigentes, la Constitución que nos rige y que garantiza los derechos para todos, la división de poderes, las Instituciones que nos dan estabilidad y proyección hacia el futuro y el respeto e impulso a la sociedad civil con todas sus iniciativas complementarias a las acciones del Gobierno.
En tercer lugar, entre muchas otras cosas pendientes, necesitamos un gobierno que se ocupe de las realidades más fundamentales para la sociedad, tan descuidadas y destruidas en los últimos años: el sistema de salud con una proyección de acceso universal, la revisión y mejoramiento de la educación en todos los niveles con mayores apoyos en tiempo y recursos a los niveles básicos, y la pacificación del país, controlando la violencia criminal, superando la impunidad fortaleciendo el sistema de justicia con un modelo de reparación integral hacia una justicia transicional.
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*Los artículos de opinión son responsabilidad del autor y no necesariamente representan el punto de vista de Desde la fe.