¿Por qué el Adviento inicia con una lectura que anuncia el fin del mundo?
Este domingo, en que iniciamos el tiempo de preparación a la Navidad, el evangelista Lucas nos habla de señales catastróficas. ¿Por qué?
Del evangelio según san Lucas
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Habrá señales prodigiosas en el sol, en la luna y en las estrellas. En la tierra, las naciones se llenarán de angustia y de miedo por el estruendo de las olas del mar; la gente se morirá de terror y de angustiosa espera por las cosas que vendrán sobre el mundo, pues hasta las estrellas se bambolearán. Entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube, con gran poder y majestad. Cuando estas cosas comiencen a suceder, pongan atención y levanten la cabeza, porque se acerca la hora de su liberación. Estén alerta, para que los vicios, la embriaguez y las preocupaciones de esta vida no entorpezcan su mente y aquel día los sorprenda desprevenidos; porque caerá de repente como una trampa sobre todos los habitantes de la tierra. Velen, pues, y hagan oración continuamente, para que puedan escapar de todo lo que ha de suceder y comparecer seguros ante el Hijo del hombre”. (Lc 21, 25-28. 34-36)
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En Adviento, nos esforzamos por caminar fieles al Evangelio
Con este domingo iniciamos el tiempo de preparación a la Navidad, este tiempo se llama Adviento y marca la espera inminente de la llegada del Señor. Podrá parecer sorpresivo que iniciemos la preparación a la Navidad con un discurso sobre el fin del mundo.
En efecto, hemos leído la parte final del discurso sobre el fin del mundo en el Evangelio de San Lucas. El tiempo del Adviento no solamente nos prepara para una festividad que será el 25 de diciembre, sino para la llegada de Cristo, su segunda venida.
Esta es la razón por la que la primera semana de Adviento se centrará en hablar sobre el fin del mundo, porque los cristianos no vivimos actualmente satisfechos y felices en el Cielo, sino en una realidad llena de convulsiones, contradicciones, cataclismos etcétera. Algunos de ellos tan aflictivos y amenazadores que pudiéramos pensar que estamos en una cárcel, o al menos desterrados, lejos de nuestro verdadero hogar.
Ser cristiano que vive el tiempo de Adviento está lejos de la imagen del consumista que busca de tienda en tienda regalos, adornos y comida. Más bien evoca la imagen de alguien que se esfuerza por caminar fiel a las enseñanzas del Evangelio, fiel a la persona de Nuestro Señor y por ello se cansa, se esfuerza y, no pocas veces, siente la tentación de desanimarse.
Por ello, Jesús nos invita a levantar la cabeza, a estar vigilantes, a no dormir para poder presentarnos firmes ante la presencia del Hijo del Hombre (Cristo glorioso) para el juicio final.