Lecturas de la Misa del 9 de junio 2024 y comentario al Evangelio
Creedme, todo se les podrá perdonar a los hombres: los pecados y cualquier blasfemia que digan; pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás.
Estas son las Lecturas, el Salmo y el Evangelio de la Misa dominical del 9 de junio 2024. ¡Conócelas!
Lecturas y Evangelio del 9 de junio de 2024.
- Primera Lectura: del libro del Libro del Génesis 3, 9-15.
- Salmo: Salmo 129, 1-2. 3-4. 5-6. 7-8.
- Segunda Lectura: de la segunda carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 4, 13–5, 1.
- Evangelio del día: Evangelio según San Marcos 3, 20-35.
Primera Lectura
Lectura del libro del Libro del Génesis 3, 9-15
Después que Adán comió del árbol, el Señor Dios lo llamó: “¿Dónde estás?” Él contestó: “Oí tu ruido en el jardín, me dio miedo, porque estaba desnudo, y me escondí”. El Señor le replicó: “¿Quién te informó de que estabas desnudo?, ¿es que has comido del árbol del que te prohibí comer?”. Adán respondió: “La mujer que me diste como compañera me ofreció del fruto y comí”.
El Señor dijo a la mujer: “¿Qué es lo que has hecho?”. Ella respondió: “La serpiente me engañó y comí”.
El Señor Dios dijo a la serpiente: “Por haber hecho esto, serás maldita entre todo el ganado y todas las fieras del campo; te arrastrarás sobre el vientre y comerás polvo toda tu vida; establezco hostilidades entre ti y la mujer, entre tu estirpe y la suya; ella te herirá en la cabeza, cuando tú la hieras en el talón”.
Palabra de Dios.
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Salmo
Salmo 129, 1-2. 3-4. 5-6. 7-8
R. Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa.
Desde lo hondo a ti grito, Señor: Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos a la voz de mi súplica. R.
Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón y así infundes respeto. R.
Mi alma espera en el Señor, espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor, más que el centinela la aurora. R.
Aguarde Israel al Señor, como el centinela la aurora;
porque del Señor viene la misericordia, la redención copiosa;
y él redimirá a Israel de todos sus delitos. R.
Segunda lectura
Lectura de la segunda carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 4, 13–5, 1.
Hermanos: Teniendo el mismo espíritu de fe, según lo que está escrito: “creí, por eso hablé”, también nosotros creemos y por eso hablamos; sabiendo que quien resucitó al Señor Jesús, también con Jesús nos resucitará y nos hará estar con vosotros.
Todo es para vuestro bien.
Cuantos más reciban la gracia, mayor será el agradecimiento, para gloria de Dios.
Por eso no nos desanimamos. Aunque nuestra condición física se vaya deshaciendo, nuestro interior se renueva ida a ida.
Y una tribulación pasajera y liviana produce un inmenso e incalculable tesoro de gloria.
No nos fijamos en lo que se ve, sino en lo que no se ve.
Lo que se ve, es transitorio; lo que no se ve, es eterno.
Aunque se desmorone la morada terrestre en que acampamos, sabemos que Dios nos dará una casa eterna en el cielo, no construida por hombres.
Palabra de Dios.
Evangelio del día
Lectura del santo Evangelio según San Marcos 3, 20-35
En aquel tiempo volvió Jesús a casa y se juntó tanta gente, que no los dejaban ni comer.
Al enterarse su familia, vinieron a llevárselo, porque decían que no estaba en sus cabales.
Unos letrados de Jerusalén decían:
Tiene dentro a Belcebú y expulsa a los demonios con el poder del jefe de los demonios.
Él los invitó a acercarse y les puso estas comparaciones:
¿Cómo va a echar Satanás a Satanás? Un reino en guerra civil, no puede subsistir; una familia dividida, no puede subsistir. Si Satanás se rebela contra sí mismo, para hacerse la guerra, no puede subsistir, está perdido. Nadie puede meterse en casa de un hombre forzudo para arramblar con su ajuar, si primero no lo ata; entonces podrá arramblar con la casa.
Creedme, todo se les podrá perdonar a los hombres: los pecados y cualquier blasfemia que digan; pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre.
Se refería a los que decían que tenía dentro un espíritu inmundo.
Llegaron su madre y sus hermanos, y desde fuera lo mandaron llamar.
La gente que tenía sentada alrededor le dijo:
Mira, tu madre y tus hermanos están fuera y te buscan.
Les contestó:
¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?
Y paseando la mirada por el corro, dijo:
Estos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre.
Palabra de Dios.
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Comentario al Evangelio: ¿Qué le corresponde hacer al discípulo?
El evangelio de este domingo posee tres escenas con una profunda enseñanza. La primera de ellas está ubicada en una casa, lugar donde una multitud se aglomera en torno a Jesús, de modo que, ni él ni sus discípulos pueden comer. Será en este contexto que, sus parientes fueron por él, pensando que estaba “fuera de sí”. Escribe Gianfranco Ravasi, biblista italiano que, algunos parientes (haciendo referencia a su clan) de Jesús pensaban que “estaba fuera de sí” por el escándalo que producían sus hechos y dichos. Hasta este momento Jesús ha realizado diversas curaciones, ha comido con los pecadores y se ha enfrentado a los fariseos (autoridades religiosas). Acaso todo esto, ¿no produce vergüenza en la lógica humana?
La segunda escena está compuesta por la presencia de los escribas. Mientras los parientes exclaman que “está fuera de sí”, los escribas emiten su juicio diciendo que “está poseído” por un demonio. Ellos representan el rechazo total hacia Jesús, pero lo más complicado radica en que, conociendo la Ley y los Profetas no puedan hacer un discernimiento para ver que en las acciones de Jesús a favor de los más indefensos constituyen, el cabal cumplimiento de la presencia de Dios en la historia del Pueblo.
La tercera y última escena presenta la llegada de la madre de Jesús con otros parientes, y desde esta escena se prescribe el perfil de los discípulos y el lazo íntimo que se establece con Jesús: “quien cumpla con la voluntad de Dios”.
Estos tres cuadros tienen como núcleo presentar la libertad de Jesús, respecto a su propio clan familiar, como ante las autoridades religiosas, y a su vez, mostrar que en todo cuanto está sucediendo por medio de sus palabras y obras, no es otra cosa que, el cumplimiento fiel de la voluntad del Padre. Entonces, si el Hijo está realizando la voluntad de quien lo envió, no siendo prisionero de lo que piensan los parientes o del juicio de condena de las autoridades religiosas, ¿qué le corresponde hacer al discípulo?
Esto nos introduce en un aspecto bastante importante: a veces estamos más preocupados por las opiniones y juicios de las personas que de la palabra de Dios. Muchas veces puede pasar que nos avergoncemos por vivir nuestra fe: ¿qué pensarán si hago oración o al menos la señal de la cruz antes de comer los alimentos? ¿qué pensarán mi familia, mis amigos(as)? ¿qué opinión tendrán de mí si defiendo la vida? Deja las prisiones de las opiniones y forma tu mentalidad en la libertad de Dios.
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