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COLUMNA

Comentario al Evangelio

Lecturas de la Misa del 30 de junio 2024 y comentario al Evangelio

"Encuentra el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos y después de entrar les dijo: ‘¿Qué estrépito y qué lloros son éstos? La niña no está muerta, está dormida’”.

16 mayo, 2024
Lecturas de la Misa del 30 de junio 2024 y comentario al Evangelio
Entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo: “Contigo hablo, niña, levántate”. Lecturas misa 30 de junio de 2024. Foto Especial.
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La redacción de Desde la fe está compuesta por sacerdotes y periodistas laicos especializados en diferentes materias como Filosofía, Teología, Espiritualidad, Derecho Canónico, Sagradas Escrituras, Historia de la Iglesia, Religiosidad Popular, Eclesiología, Humanidades, Pastoral y muchas otras. Desde hace 25 años, sacerdotes y laicos han trabajado de la mano en esta redacción para ofrecer los mejores contenidos a sus lectores. 

Estas son las Lecturas, el Salmo y el Evangelio de la Misa dominical del 30 de junio 2024. ¡Conócelas!

Lecturas y Evangelio del 30 de junio de 2024.

  • Primera Lectura: del Libro de la Sabiduría 1, 13-15; 2, 23-24.
  • Salmo: Salmo 29, 2 y 4. 5-6. 11-12a y 13b.
  • Segunda Lectura: de la segunda carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 8, 7. 9. 13-15.
  • Evangelio del día: Evangelio según San Marcos 5, 21-43.

Primera Lectura

Lectura del Libro de la Sabiduría 1, 13-15; 2, 23-24

Dios no hizo la muerte ni se complace destruyendo a los vivos.

Él todo lo creó para que subsistiera y las criaturas del mundo son saludables: no hay en ellas veneno de muerte, ni el abismo reina en la tierra.

Porque la justicia es inmortal.

Dios creó al hombre incorruptible y lo hizo a imagen de su propio ser; mas por envidia del diablo entró la muerte en el mundo, y la experimentan los de su bando.

Palabra de Dios.

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Salmo

Salmo 29, 2 y 4. 5-6. 11-12a y 13b

R: Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.

Te ensalzaré, Señor, porque me has librado

y no has dejado que mis enemigos se rían de mí.

Señor, sacaste mi vida del abismo,

me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa. R.

Tañed para el Señor, fieles suyos,

dad gracias a su nombre santo;

su cólera dura un instante;

su bondad, de por vida;

al atardecer nos visita el llanto;

por la mañana, el júbilo. R.

Escucha, Señor, y ten piedad de mí;

Señor, socórreme.

Cambiaste mi luto en danzas.

Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre. R.

Segunda lectura

Lectura de la segunda carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 8, 7. 9. 13-15.

Hermanos:



Lo mismo que sobresalís en todo – en fe, en la palabra, en conocimiento, en empeño y en el amor que os hemos comunicado -, sobresalid también en esta obra de caridad.

Pues conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, el cual, siendo rico, se hizo pobre por vosotros para enriqueceros con su pobreza.

Pues no se trata de aliviar a otros, pasando vosotros estrecheces; se trata de igualar. En este momento, vuestra abundancia remedia su carencia, para que la abundancia de ellos remedie vuestra carencia; así habrá igualdad.

Como está escrito:

“Al que recogía mucho no le sobraba; y al que recogía poco no le faltaba”.

Palabra de Dios.

Evangelio del día

Lectura del santo Evangelio según San Marcos 5, 21-43

En aquel tiempo, Jesús atravesó de nuevo en barca a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor, y se quedó junto al mar.

Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al verlo, se echó a sus pies, rogándole con insistencia:

“Mi niña está en las últimas; ven, impón las manos sobre ella, para que se cure y viva”.

Se fue con él y lo seguía mucha gente.

Llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle:

“Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?”.

Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga:

“No temas; basta que tengas fe”.

No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y encuentra el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos y después de entrar les dijo:

“¿Qué estrépito y qué lloros son éstos? La niña no está muerta, está dormida”.

Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos y, con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes, entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo:

“Talitha qumi” (que significa: “Contigo hablo, niña, levántate”).

La niña se levantó inmediatamente y echó a andar; tenía doce años. Y quedaron fuera de sí llenos de estupor.

Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.

Palabra de Dios.

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Comentario al Evangelio:




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La redacción de Desde la fe está compuesta por sacerdotes y periodistas laicos especializados en diferentes materias como Filosofía, Teología, Espiritualidad, Derecho Canónico, Sagradas Escrituras, Historia de la Iglesia, Religiosidad Popular, Eclesiología, Humanidades, Pastoral y muchas otras. Desde hace 25 años, sacerdotes y laicos han trabajado de la mano en esta redacción para ofrecer los mejores contenidos a sus lectores. 

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