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COLUMNA

Comentario al Evangelio

Evangelio 2 de abril 2023: Este Domingo de Ramos, rechacemos la tentación

El Evangelio de hoy 2 de abril 2023, nos habla del Domingo de Ramos. Velemos y oremos, para no caer en la tentación esta Semana Santa.

2 abril, 2023
Evangelio 2 de abril 2023: Este Domingo de Ramos, rechacemos la tentación
Feligrés en la Catedral de México durante la Misa de Domingo de Ramos 2021. Foto: María Langarica

Evangelio 2 de abril 2023: Evangelio según San Mateo (Mt 27, 11-54)

El Evangelio del 2 de abril 20 23, dice lo siguiente:

Jesús compareció ante el procurador, Poncio Pilato, quien le preguntó: “¿Eres tú el rey de los judíos?” Jesús respondió: “Tú lo has dicho”. Pero nada respondió a las acusaciones que le hacían los sumos sacerdotes y los ancianos. Entonces le dijo Pilato: “¿No oyes todo lo que dicen contra ti?” Pero él nada respondió, hasta el punto de que el procurador se quedó muy extrañado. Con ocasión de la fiesta de la Pascua, el procurador solía conceder a la multitud la libertad del preso que quisieran. Tenían entonces un preso famoso, llamado Barrabás. Dijo, pues, Pilato a los ahí reunidos: “¿A quién quieren que les deje en libertad: a Barrabás o a Jesús, que se dice el Mesías?” Pilato sabía que se lo habían entregado por envidia.

Estando él sentado en el tribunal, su mujer mandó decirle: “No te metas con ese hombre justo, porque hoy he sufrido mucho en sueños por su causa”.

Mientras tanto, los sumos sacerdotes y los ancianos convencieron a la muchedumbre de que pidieran la libertad de Barrabás y la muerte de Jesús. Así, cuando el procurador les preguntó: “¿A cuál de los dos quieren que les suelte?” Ellos respondieron: “A Barrabás”. Pilato les dijo: “¿Y qué voy a hacer con Jesús, que se dice el Mesías?” Respondieron todos: “Crucifícalo”. Pilato preguntó: “Pero, ¿qué mal ha hecho?” Mas ellos seguían gritando cada vez con más fuerza: “¡Crucifícalo!” Entonces Pilato, viendo que nada conseguía y que crecía el tumulto, pidió agua y se lavó las manos ante el pueblo, diciendo: “Yo no me hago responsable de la muerte de este hombre justo. Allá ustedes”. Todo el pueblo respondió: “¡Que su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos!” Entonces Pilato puso en libertad a Barrabás. En cambio a Jesús lo hizo azotar y lo entregó para que lo crucificaran.

Los soldados del procurador llevaron a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de él a todo el batallón. Lo desnudaron, le echaron encima un manto de púrpura, trenzaron una corona de espinas y se la pusieron en la cabeza; le pusieron una caña en su mano derecha y, arrodillándose ante él, se burlaban diciendo: “¡Viva el rey de los judíos!”, y le escupían. Luego, quitándole la caña, lo golpeaban con ella en la cabeza. Después de que se burlaron de él, le quitaron el manto, le pusieron sus ropas y lo llevaron a crucificar.

Al salir, encontraron a un hombre de Cirene, llamado Simón, y lo obligaron a llevar la cruz. Al llegar a un lugar llamado Gólgota, es decir, “Lugar de la Calavera”, le dieron a beber a Jesús vino mezclado con hiel; él lo probó, pero no lo quiso beber. Los que lo crucificaron se repartieron sus vestidos, echando suertes, y se quedaron sentados ahí para custodiarlo. Sobre su cabeza pusieron por escrito la causa de su condena: ‘Éste es Jesús, el rey de los judíos’. Juntamente con él, crucificaron a dos ladrones, uno a su derecha y el otro a su izquierda.

Los que pasaban por ahí lo insultaban moviendo la cabeza y gritándole: “Tú, que destruyes el templo y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo; si eres el Hijo de Dios, baja de la cruz”. También se burlaban de él los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos, diciendo: “Ha salvado a otros y no puede salvarse a sí mismo. Si es el rey de Israel, que baje de la cruz y creeremos en él. Ha puesto su confianza en Dios, que Dios lo salve ahora, si es que de verdad lo ama, pues él ha dicho: ‘Soy el Hijo de Dios’ ”. Hasta los ladrones que estaban crucificados a su lado lo injuriaban.

Desde el mediodía hasta las tres de la tarde, se oscureció toda aquella tierra. Y alrededor de las tres, Jesús exclamó con fuerte voz: “Elí, Elí, ¿lemá sabactaní?”, que quiere decir: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” Algunos de los presentes, al oírlo, decían: “Está llamando a Elías”.

Enseguida uno de ellos fue corriendo a tomar una esponja, la empapó en vinagre y sujetándola a una caña, le ofreció de beber. Pero los otros le dijeron: “Déjalo. Vamos a ver si viene Elías a salvarlo”. Entonces Jesús, dando de nuevo un fuerte grito, expiró.

Entonces el velo del templo se rasgó en dos partes, de arriba a abajo, la tierra tembló y las rocas se partieron. Se abrieron los sepulcros y resucitaron muchos justos que habían muerto, y después de la resurrección de Jesús, entraron en la ciudad santa y se aparecieron a mucha gente. Por su parte, el oficial y los que estaban con él custodiando a Jesús, al ver el terremoto y las cosas que ocurrían, se llenaron de un gran temor y dijeron: “Verdaderamente éste era Hijo de Dios”.

El Evangelio del 2 de abril 2023, nos pide velar y orar para no caer en tentación

Este 2 de abril 2023, Domingo de Ramos es portal introductorio a los misterios de nuestra salvación. En el Evangelio de este 2 de abril, Jesús es aclamado por la multitud e, inmediatamente después, vilipendiado y conducido a la muerte. Hijo de David, Maestro, Hijo del hombre, Pastor, Mesías, Hijo de Dios, Rey de los judíos, los más diversos títulos nos presentan su misterio, mientras ante nuestros ojos acontece el drama de su entrega por nosotros. El antiquísimo himno proclamado como segunda lectura le reconoce, además, el Nombre-sobre-todo-nombre, el nombre de Señor. Su divinidad, escondida en lo inmediato, es digna de adoración. Y, sin embargo, lo que contemplamos es un escalofriante acto de injusticia acontecido a un hombre. El que es, en verdad, hijo de Dios.

¿Qué recomienda Jesús a sus discípulos?

La recomendación de Jesús a sus discípulos en el Evangelio del 2 de abril de 2023, nos alcanza también a nosotros para vivir los días santos. Velar y orar para no caer en la tentación, porque el espíritu está pronto, pero la carne es débil.

A la debilidad de la mirada puramente carnal, de la disposición religiosa tibia, del compromiso superficial con los hermanos, ha de oponerse la decisión del espíritu, el ánimo piadoso, la entrega sincera.

Sólo entonces podremos introducirnos al misterio que se nos ofrece. La tentación estará siempre presente. La de perder el tiempo irresponsablemente, sin reconocer el paso de Dios junto a nosotros. Para ello, la vigilancia es la disposición que abre los ojos, que discierne el instante, que penetra en lo profundo el sentido de los acontecimientos. Y esa vigilancia es oración cuando, dócil al Espíritu de Dios, acoge el despliegue de amor que se nos entrega con gratitud solícita, y tiende a la comunión filial.

El sufrimiento humano más desgarrador es del Hijo de Dios. Y es sacrificio de expiación. Manifiesto de solidaridad. Cáliz de la alianza nueva y eterna. Que nos convenza su elocuencia y sacuda las mentes embotadas y los corazones endurecidos. Que nos integre como verdadero Israel, para ser signo ante las naciones que manifieste la gloria de Dios en el servicio escondido. Que nos asocie a la Cruz como camino de vida, de resurrección, de plenitud.

El Evangelio de este 2 de abril 2023, nos recomienda que vivamos los días santos con el recogimiento del silencio, con el estupor del que se sabe amado y redimido, con la esperanza del que desde el desconcertante presente alcanza a percibir la luz del futuro venturoso. Velemos y oremos, para no caer en la tentación.

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