Columna invitada

Cuando mi niña interior se inquieta: el viaje interno de Fátima Bosch

La reciente victoria de Fátima Bosch Fernández en Miss Universo no solo ha sido un
acontecimiento mediático, sino un testimonio visible de algo mucho más profundo: el viaje
interno que implica exponerse nuevamente al mundo y poner en riesgo nuestra seguridad
psíquica. Desde una mirada psicológica, su relato ofrece una oportunidad para reflexionar
sobre cómo sanamos, cómo protegemos a nuestras partes más vulnerables y cómo hacemos
las paces con experiencias que un día nos hirieron.

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Acompañando a mi niña interior

Fátima relató, en una entrevista para Telereportaje (2025), cómo al decidir participar en el
certamen de Miss Universo, su “niña interior se puso muy inquieta”. En sus palabras,
comenzaron a surgir preguntas como: “¿Por qué nos estás volviendo a hacer esto? ¿Por qué,
si nuestra vida ya está tranquila, nos vuelves a poner en la cancha? ¿Por qué haces que todo
el mundo nos vea y tenga el poder de criticar quiénes somos: tu cuerpo, tu cara, todo?”

Conociendo la historia que Fátima ha compartido sobre las dificultades que presentó durante su
etapa escolar debido a su diagnóstico de TDAH y dislexia, podemos comprender que
probablemente experimentó mucho juicio, humillaciones y ridiculización. Por ello, la respuesta
de angustia de esa “niña interior” es absolutamente natural. En el modelo psicoterapéutico de
Internal Family Systems diríamos que se trata de una parte protectora que ha aprendido, a
través de experiencias pasadas de dolor, a mantenerla a salvo evitando la exposición.

Es comprensible que esa “niña interior” que sufrió bullying en la escuela y humillaciones ligadas
a su forma diferente de aprender reaccione con temor. Es probable que, al hacer una pregunta
o pedir alguna instrucción, fuera ridiculizada o rechazada. Esa niña aprendió que la exposición
pública podía traer dolor, burla y vergüenza, y volver a un escenario de atención masiva, como
Miss Universo, inevitablemente activa esas memorias. Cuando atravesamos situaciones
similares a las que nos hirieron en el pasado, es normal que aquellas heridas se agiten y surjan
partes protectoras
que intentan advertirnos del riesgo presente.

Pero lo relevante no es solamente que se haya activado esta parte interna, sino cómo Fátima
respondió. Su manera de hablarle a su niña in tomarla de la mano y decirle: “Estate tranquila,
que yo te voy a cuidar en todas las etapas de este concurso”refleja un movimiento
profundamente reparador: el surgimiento del Yo adulto o self, presente, compasivo y capaz de
liderar y acompañar internamente a aquella parte protectora que ha sido vulnerada. Esto es
exactamente lo que buscamos en procesos terapéuticos: que la persona recupere la capacidad
de liderar su mundo interno desde el adulto presente y compasivo
, acompañando a sus partes
sin que estas carguen solas con el pánico, la vergüenza o el dolor del pasado.

No se trata de negar el miedo, sino de hacerle saber a esa parte interna que ahora somos
adultos, que tenemos un camino recorrido, más aprendizajes, más recursos y una red de apoyo
más sólida y más grande. Con todo ello podemos hacer frente a los retos de la vida de una
manera distinta, más asertiva.

Cuando las heridas se repiten se transforman

El episodio ocurrido en Tailandia con el representante del certamen, Nawat Itsaragrisil, quien
intentó humillarla públicamente llamándola “tonta”, prohibiéndole hablar y llegando a llamar a
seguridad cuando ella no se sometió a sus órdenes, le presentó una oportunidad de afrontar un
problema de una manera diferente. Es comprensible que esta escena haya activado memorias
emocionales muy antiguas. Sin embargo, ante este ataque, Fátima alzó la voz, pidió respeto y,
ante la continuidad del maltrato, se retiró del salón de manera firme y asertiva, aun cuando eso
ponía en riesgo su sueño de convertirse en Miss Universo.

“No importa si tienes un sueño o una corona; si eso te quita dignidad, tienes que irte.”
Esto representó para ella una experiencia emocional correctiva: un momento en el que la adulta
del presente pudo utilizar sus recursos para proteger a esa niña interior que antes tuvo que
callar, someterse, aguantar humillaciones o esconderse. Además, al defenderse, obtuvo apoyo
de muchas de las participantes del certamen, de su familia, de todo México y del mundo. Este
tipo de experiencias tiene un impacto profundo en la reorganización interna del sistema
psíquico, fortaleciendo nuevas conexiones que permiten reaccionar de manera distinta frente a
los viejos patrones.

Donde quizá antes calló, ahora pudo alzar la voz; donde antes se aguantó, ahora puso un
límite; donde antes se quedó por miedo a perder algo valioso, ahora se fue, poniendo su
dignidad por encima. Y esa niña interior recibió un mensaje poderoso: esta vez sí te protegí.

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Un nuevo reto frente al mundo

Después de haber sido coronada como Miss Universo, Fátima vuelve a estar expuesta a la
opinión pública, pero ahora ante el mundo entero: al juicio, opiniones, críticas, comentarios
sobre su voz, su cuerpo, su pasarela, su historia o el mérito de la corona. Y eso, para cualquier
persona, pero especialmente para quienes tienen heridas relacionadas con la crítica y la
vergüenza, es profundamente desafiante.

Aunque parece que se enfrenta al mundo entero, no está desnuda ante él. Cuenta con una
estructura interna fortalecida, un self capaz de alzar la voz, poner límites, defenderse y no solo
contener a esa niña interior, sino mostrarle lo que han logrado juntas, permitiéndole sentirse
orgullosa del adulto del presente
y recorrer este camino acompañadas. Lo que en su momento
representó una adversidad para ella, ahora se ha convertido en una experiencia de sanación y
una misión al demostrarle al mundo que la dignidad no es negociable.

Así como Fátima, todos hemos vivido momentos en los que nuestro niño interior se inquieta al
reencontrarse con escenarios que nos recuerdan viejas heridas. No se trata de ignorarlo, sino
de reconocerlo, escucharlo, acogerlo y acompañarlo. De agradecer su preocupación y
protección y, al mismo tiempo, recordarle que ya no está solo: que hoy existe un adulto con
experiencias, recursos y sabiduría que puede cuidarlo en los momentos difíciles. Así, esa parte
protectora se convierte en un aliado que nos permite afrontar los nuevos retos de la vida de una
manera más integrada.

Bibliografía:
Telereportaje. (2025, julio 7). De superar el bullying a la pasarela de Miss Universe, el camino
de Fátima Bosch [Video]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=setMq6Zsztw

Mariana Beltrán del Río Yakovelv

Licenciada en Psicología por la Universidad Anáhuac México, con un Diplomado en Filosofía, Ciencia y Religión por la Universidad de Navarra. Especialista en terapia EMDR, actualmente cursa la Maestría en Psicotraumatología en el Instituto Iceberg. Ejerce su práctica clínica en el Instituto Newman. Ha participado como ponente en diversos espacios académicos y pastorales, como el abuso de poder y de conciencia en la vida religiosa, el trauma psicológico, el discernimiento vocacional, la prevención del suicidio, la regulación emocional, la sexualidad y la espiritualidad. Además, es corredora y montañista, actividades que complementan su enfoque integral del bienestar humano.

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