El mago y la verdadera fe
Adivinos y hechiceros que ofertan soluciones rápidas basadas en conjuros y prácticas ocultas, que pueden conducir a estafas y extorsiones.
Coordinador del Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano de la Ciudad de México (C5 CDMX).
En sus anuncios se ofrecen como solución ante la última esperanza y prometen poner a los pies de cualquier persona al hombre o mujer a quien ama o cree amar, realizar algún “trabajo” para solucionar otros problemas o conocer el futuro.
Lo mágico como una forma de buscar respuesta a las necesidades emocionales o materiales ha sido una tentación presente en la humanidad, aun cuando nos aleja de valores esenciales.
La credulidad en prácticas lejanas a la fe denota debilidad, carencia de confianza y una separación de los principios de la comunidad católica.
Esa necesidad de mujeres y hombres por solventar la soledad, desempleo o falta de salud, entre otras circunstancias, ha sido aprovechada por adivinos y hechiceros que ofertan soluciones rápidas basadas en conjuros y prácticas ocultas, que pueden conducir a estafas y extorsiones.
En la Línea de Seguridad o Chat de Confianza, 55 5533 5533, del Consejo Ciudadano de la CDMX hemos atendido, entre 2021 y lo que va de este año, 60 reportes de lo que se ha conocido como “fraude esotérico”, principalmente con amarres amorosos.
Al no encontrar un espacio para relacionarse con otras personas de manera convencional, ya sea física o virtualmente, hay quienes recurren a opciones como las que se ofrecen por redes, páginas de internet o en anuncios de periódicos.
Luego de una primera consulta con un pago simbólico, el “brujo” exige cobros más elevados y, de no recibirlos, amenaza con el daño reputacional, al exhibir al cliente con sus familiares o con la persona amada.
La Biblia condena la brujería y la adivinación, porque el futuro pertenece únicamente a Dios y a la libertad que concede al ser humano. La pretensión por descubrir lo que depara el destino, arreglar conflictos o lograr el amor de una persona por caminos del ocultismo degrada a las personas.
La verdadera fe está en el reconocimiento sobre el valor que cada uno posee y en la capacidad para establecer relaciones de respeto, igualdad y amor. Aprender a amarnos unos a otros no es solo un principio escrito, es una acción cotidiana.
Ahora que recién se cumplieron 10 años del pontificado del Papa Francisco, vale la pena recordar lo que mencionó en la catequesis del 4 de diciembre de 2019, con referencia al contraste de lo cristiano frente a lo mágico: estas cosas para adivinar el futuro o cambiar situaciones de la vida, no son cristianas; si eliges a Cristo no puedes recurrir al mago. En la vida y en el amor, no hay nada como la verdadera fe.