Al rescate de la esencia de la familia
La familia no es un invento social, es algo que está impreso en la naturaleza humana y que descubrimos sin lugar a dudas en la manera en que viene cada ser humano al mundo.
La formación de los hijos que redunda, no sólo redunda en el bien de su familia, sino que alcanza a beneficiar la sociedad y la comunidad de la que forman parte.
En diversos estudios se ha confirmado el enorme valor que la población en México le reconoce a la familia; sin embargo, en muchos ambientes la familia hoy no corresponde a su esencia, por eso hay que comenzar por definir el concepto de familia, saber qué es, por qué es importante, por su origen y por sus fines, y cómo hacer para que responda a lo que toda persona espera de ella.
El origen de la familia se remonta al primer libro de la Biblia. En el relato del Génesis encontramos que Dios creó todo lo que existe y dio a cada criatura una naturaleza peculiar la que a cada ser responde. En el culmen de la acción creadora de Dios, creó a su propia imagen al hombre y la mujer, como seres libres con una naturaleza racional, y los creó diferentes y complementarios para el desarrollo de la especie humana, puesto que les dio como tarea crecer y multiplicarse, llenar la tierra y someterla.
En la primera audiencia de San Juan Pablo II, dirigida a los asistentes a un Congreso sobre la Familia, en Roma 1978, dijo algo que me sorprendió mucho: “La familia es la primera obra de Dios”.
La familia es una institución de orden natural formada por un conjunto de personas unidas por vínculos biológicos, afectivos y jurídicos, que favorece el desarrollo de cada una precisamente a través de la relación entre todos sus miembros.
La familia no es un invento social, es algo que está impreso en la naturaleza humana y que descubrimos sin lugar a dudas en la manera en que viene cada ser humano al mundo. El triángulo que forman cada hijo con su padre y su madre nos lo hace evidente. En ello advertimos un grupo de personas que tienen entre sí vínculos de diversa índole, los cuales tienen una finalidad clara relacionada con el bien, no sólo del hijo en sus primeras etapas de desarrollo, sino de todas las personas que forman el grupo familiar primario, a lo largo de su vida.
Al analizar el origen de esta estructura familiar, descubrimos que anterior a ella se encuentra una sociedad más básica y original, la unión de un hombre y una mujer que, propiciada por la naturaleza diferentemente sexuada de uno y la otra les hace complementarios, no sólo en la generación de nuevos seres humanos, sino en la tarea de ayudar a sus hijos a desarrollar todas sus capacidades y alcanzar su plenitud personal, tarea que favorece el propio proceso de perfeccionamiento de los esposos y padres. Por eso podemos decir que la unión comprometida entre el hombre y la mujer, aún antes de que engendren hijo alguno, es ya una forma original y originaria de familia.
En la familia se descubre la belleza de la vida y se fundamenta la esperanza de un mundo mejor.
La formación de una familia no es una tarea fácil, requiere la necesaria madurez del hombre y la mujer que emprenden este proyecto, además de la capacitación específica para el logro de los fines que pretenden alcanzar.
Por fortuna existen hoy una enorme cantidad de expertos en el tema de la familia que ofrecen todo tipo conocimientos, basados en investigación seria y experiencia profesional, sobre todos los temas relacionados con el desarrollo de la persona humana, en sus diferentes etapas de la vida.
En la audiencia antes mencionada, decía San Juan Pablo II “Para la educación de los hijos, el amor y la buena voluntad no bastan, hay un saber hacer que se tiene que adquirir” refiriéndose a la necesidad de prepararse para la tarea más importante de la vida de los esposos que son padres de familia.
Desde hace más de 50 años fueron surgiendo iniciativas orientadas a la formación de los padres de familia. Quienes las han aprovechado han hecho una gran labor en la formación de sus hijos que redunda, no sólo en el bien de su familia, sino que alcanza a beneficiar la sociedad y la comunidad de la que forman parte.
Un ejemplo de lo dicho es el próximo Congreso Internacional de la Familia a celebrarse en Guadalajara, Jalisco, los primeros días de marzo, en el que participará expertos nacionales e internacionales sobre temas relacionados con la familia y su óptima realización.
Si, ¡nuestra sociedad tiene que mejorar!, pero no podemos esperar a que eso lo hagan los demás, debemos asumir, cada familia, la tarea de ser mejores familias para renovar y mejorar la sociedad, así como nuestra comunidad cristiana.
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