Imagina que Dios no existe

*IMAGINA POR UN MÍNIMO* instante que el mundo fuera peor de lo que ya lo hemos hecho; pero también imagina –al menos por el doble del mínimo instante anterior, y más rápido todavía- que el mundo fuera mejor de lo que hemos logrado: ¡ajúa!, yo prefiero lo segundo y quiero seguir pensando así… *UN MÉCANICO AUTOMOTRIZ* le mete mano al motor, a los frenos, a la direccional, revisa las bujías y la bomba de aceite, verifica que no haya fugas de combustible y que todo vaya mejor de como le han entregado el vehículo: para eso es mecánico, para poner orden y mejoría en su ámbito… *PUES DE MODO SEMEJANTE* hemos de enfrentar el mundo y sus retos, que no hemos llegado aquí ni con la promesa ni con la ilusión de que todo ha de ser como miel sobre hojuelas (dicho muy castellano), ni hemos llegado tampoco con la seguridad de la peor de las más grandes y terribles y espeluznantes catástrofes, ¡no!; todo lo que existe YA es un bien y ha de estar mejor… *IMAGINA POR OTRO MÍNIMO* instante que Dios no existe (¡¿que-que-qué??!!); pero date cuenta que te estás imaginando algo y eso ya te habla de que todo, ¡todo!, lo que existe tiene un origen y una finalidad; y rápido me apresuro a comentar que justamente el Credo manifiesta la apertura que con gusto me lleva a aceptar que mi pequeñez siempre puede recibir más y mejor, que mi pobre auto descompuesto puede encontrarse con el mejor y más diestro de los mecánicos de éste y cualquier otro Universo… *POR MÁS QUE HAGO* el intento no puedo imaginar que vivo sin una fe, sin una apertura seria, racional, constructiva, plenificante, ¡y hasta sabrosona!, a lo que está más allá del alcance de toda ciencia y experiencia, que le da sentido a mi raquítica existencia (¿así de raquítica o más?); quiero ser hombre de fe, y así como los discípulos y como el papá de aquel muchacho sordo, también yo le pido a Jesús que aumente mi pobre fe (Mc 9,23)… *EN CADA UNA DE LAS PARTES* de lo dicho y repetido domingo a domingo, los católicos completamos un todo que no se puede contener en qué recipiente, en qué inteligencia; que más bien debe saborearse como platillo nuevo, como amanecer inesperado (¡oye, los amaneceres siempre se esperan y resultan ciertos!), como música inagotable que se escucha con la piel, con la boca, con los ojos, con la nariz y no sólo con los oídos… *TE JURO, AMABLE LECTOR,* que no he bebido ni fumado qué cosa para estar escribiendo en estos términos, y que al repasar que Jesús es verdadero Dios y verdadero hombre, o que nació de Santa María Virgen, o que resucitó de entre los muertos, sencillamente vuelvo a montarme en un vuelo mejor que ave cualquiera pudiera hacer (colibrí, águila o gaviota); por cierto, ¿no te parece asombroso que el ave llamada pingüino no vuela sino nada, y que el ave llamada avestruz tampoco vuela sino corre?, ¡y cómo corre!… *EL PAPA LEÓN ESTÁ A PUNTO* de emprender su primer viaje internacional, y será a lo que se llamó Nicea (ya te lo he comentado), y te lo repito para que no pierdas oportunidad de acompañarlo con la oración y la reflexión, con la renovación de tu fe y tu vida cristiana, con la asunción de nuevos compromisos ante Dios y para servicio de los demás, que para eso hay que creer, para servir como Dios manda… *NO, NO, Y DE PLANO ¡NO!*, mi fe no es para sentirme cómodo ni afincarme en qué seguridad comodina; mi fe no es para dejar de lado el mínimo compromiso que como hombre, como bautizado, como ciudadano o como terrícola tengo; mi fe –siendo apertura a verdades profundas y tremendas- me lleva a estar más metido y comprometido en todo lo que hay a mi alrededor, en mi arriba y mi abajo, a mi diestra o siniestra… *Y TERMINO POR HOY* porque ya tengo hambre y la comida está a punto, así que te deseo buen provecho y nos vemos pronto, para seguir disfrutando del tesoro de la fe…