¡Cuidado con el perro… también con los chamanes y futurólogos!
quien de verdad busca el Reino de Dios ni anda papaloteando ni anda tras soluciones mágicas, y siempre estará abierto a compartir y a servir para que todos crezcamos…
TERMINA EL AÑO 2021 y muy mal andaríamos si seguimos en el 2021-bis, o en el 2021-plus, o en el 2021-pdf, o en el 2021.com; hay que darle vuelta a la página del calendario y estar abiertos a enfrentar el tiempo futuro sabiendo dos cosas con absoluta claridad: que es futuro y que es tiempo…
SIN MÁS COMPLICACIÓN entendamos el tiempo como la sucesión de las cosas según un antes y un después; si algo ya sucedió estamos hablando del pasado y es posible que lo conozcamos, si algo está aconteciendo ahora mismo es el presente y lo estamos conociendo, y si algo no ha sucedido estamos hablando del futuro, y como el futuro no ha sucedido, pues no lo conocemos…
“¡CUIDADO CON EL PERRO!”, así solía decir el anuncio en rejas y puertas de tantos domicilios, hoy te quisiera decir ¡cuidado con merolicos y chamanes!, ¡cuidado con agoreros y videntes!, ¡cuidado con futurólogos y toda clase de estafadores!, ¡cuidado con horóscopos y predicciones!; toda esa jauría de tartufos andan buscando incautos y desprevenidos…
SABEMOS QUE CADA día del año 2022 durará 23 hrs, 56 minutos y 4.09 segundos, y porque así se ha convenido y es más práctico, decimos que dura 24 hrs.; el desfase de cuatro minutos se va acumulando y por eso cada cuatro años se adiciona un día al mes de febrero para ajuste del calendario universal, ¡qué bonito!…
POR CUESTIONES DE estadística y de movimientos cíclicos, por razones que los científicos ya tienen calculadas, se esperan tal número de ciclones, tal tendencia en la producción de alimentos, tal comportamiento social ante eventos económicos o políticos; y date cuenta que entre más interviene el factor humano, más impredecible es el futuro…
ES LA LIBERTAD lo que marcará la diferencia más valiosa entre los años que ya vivimos y el año que está iniciando, de ahí que siempre estamos en el imperioso deber de encauzar nuestro proceder (tanto individual como familiar o social) por el mejor de los rumbos y buscando los más nobles ideales…
ES MUY CIERTO QUE acontecerán imprevistos e imponderables y nos pondrán en alerta, desafiarán nuestra capacidad de respuesta, serán un reto crucial pero no nos espantan (¿o si?), más bien aguzarán la capacidad que hemos acumulado y habremos de encontrar remedio y solución; en otras y llanas palabras: tomaremos al toro por los cuernos…
HAZ DE CUENTA –por un leve instante- que soy nutriólogo o médico, y que me doy la libertad de recetarte un pasaje bíblico como si fuera píldora anti-arrugas o cápsula cúralo-todo, cuya fórmula es Mt 6,25-34; y si la compras de patente o en genéricos no hay problema, el efecto preciso, precioso y eficaz es el mismo…
CUANDO JESÚS HABLA de nuestro Padre Dios, jamás se le olvida una característica esencial: su providencia misericordiosa; en la píldora bíblica que te receté y tendrás a bien leerla con calma y buen corazón, está todo muy clara y ten cuidado de malversarlo, pues la providencia divina a nadie sustituye, a nadie obliga, a nadie desprecia y se orienta siempre hacia lo más adecuado…
CUANDO LEEMOS “busca primero el Reino de Dios y su justicia, que lo demás se te dará por añadidura”, no debemos ser ingenuos ni confianzudos sobre todo –digo yo- por dos razones: quien de verdad busca el Reino de Dios ni anda papaloteando ni anda tras soluciones mágicas, y siempre estará abierto a compartir y a servir para que todos crezcamos…
CUATRO O CINCO rayitas más abajo de la que dice “tonto” estaríamos si nos cruzamos de brazos esperando a que nos caiga la quincena del cielo, o si una vez que logramos cualquier beneficio (salud, aguinaldo, vacación, promoción laboral, solución de problemas) no buscamos proyectarlo y compartirlo, y la razón es muy sencilla: si Dios nos da lo-que-sea, siempre será un bien y jamás para consumo individual y egoísta, sino para beneficio común y fraterno (no es balde es “Padre Nuestro”)…
LO PRIMERO QUE Dios mismo me está dando ahora mismo, es la misma posibilidad y la misma capacidad de dirigirme a los mismos lectores de este mismo medio (¡újule!, creo que ya le exageré en los “mismos”), pero valga lo escrito y lo leído como para augurar a todos un año 2022 con mejores ganas de estar aquí, como mejores ánimos para crecer, con mejor decisión de servir en donde sea, con mejores expectativas para superar retos y pruebas, con mejor inteligencia para enfrentar incluso denuestos, imprevistos y desaguisados…
El padre Eduardo Lozano es sacerdote de la Arquidiócesis Primada de México.