La Basílica de la Virgen de Ocotlán es uno de los santuarios que se encuentra a menos de 3 horas de la Ciudad de México.
El primer templo de ladrillo; un santuario donde la fe danza y el hogar de la Virgen más antigua de México. Estos son algunos de los santuarios cercanos a la Ciudad de México que puedes visitar en un fin de semana.
La Basílica de Nuestra Señora de los Remedios es la catedral de la Arquidiócesis de Tlanepantla.
El santuario que custodia la imagen mariana más antigua que se conoce en México es la Basílica de la Virgen de los Remedios, en Tlalnepantla, una pequeña escultura que fue traída por uno de los soldados de Hernán Cortés, y que presidió las primeras ceremonias religiosas que se efectuaron en nuestro país.
La Virgen de los Remedios llegó a México con el desembarco de Hernán Cortés a Cozumel. Foto: Arquidiócesis de Tlanepantla
Esta imagen, extraviada en el episodio conocido como la Noche Triste, finalmente fue encontrada por un indígena años después, y fue motivo de gran veneración durante la etapa colonial.
En el Santuario de Chalma se venera al Señor de Chalma.
Chalma, en el Estado de México, es otro de los grandes santuarios y motivo de grandes peregrinaciones, principalmente el 1 de julio, donde se venera la histórica imagen de un Cristo negro que fue traído por los primeros frailes agustinos.
El templo es del siglo XVII y es famoso un ahuehuete cercano al santuario donde es costumbre de los peregrinos ir a danzar en honor al Señor de Chalma cuando se busca un favor, o como agradecimiento por uno recibido. Todo esto forma parte de la religiosidad popular de nuestro país.
La Basílica de la Virgen de Ocotlán, en Tlaxcala.
La Basílica de la Virgen de Ocotlán, en Tlaxcala, del siglo XVIII, tiene especial importancia arquitectónica porque es una de las primeras construcciones que está hecha con ladrillos y argamasa. Tanto en su interior como en el exterior, el churrigueresco se encuentra en todo su esplendor.
La ornamentación dorada del recinto se ve enriquecida con pinturas de manufactura reciente que registran las apariciones de la Virgen que motivaron la erección del templo. Y el camarín, donde se venera la imagen de la Madre de Jesucristo, está enmarcado por pinturas de Cristóbal de Villalpando con temas marianos. Sus capillas hacen gala de los magníficos retablos que la adornan.
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