¿Qué son los sacramentales en la Iglesia Católica?
Los sacramentales son signos sagrados de la Iglesia Católica que imitan a los Sacramentos. No nos dan la gracia: nos disponen a recibirla.
Los sacramentales son signos sagrados, por los que, a imitación en cierto modo de los sacramentos, se significan y se obtienen por intercesión de la Iglesia unos efectos principalmente espirituales. (Código de Derecho Canónico 1166)
Los sacramentales no han sido instituidos por Cristo, sino por la Iglesia Católica y nos llevan a apreciar mejor los sacramentos. No nos dan la gracia, pero nos disponen a recibirla.
Los sacramentales más conocidos son el agua bendita, las bendiciones, la ceniza del miércoles con el que iniciamos la Cuaresma, el pan bendito del jueves santo, las bendiciones de objetos y de personas.
Normalmente el ministro de los sacramentales es el sacerdote y el diácono, pero algunas bendiciones permiten que sean los laicos los que las celebren; por ejemplo, la bendición de la mesa o la bendición de los hijos por los papás.
Nuestro pueblo manifiesta siempre un gran amor tanto a los sacramentos como a los sacramentales y acude a los sacerdotes para pedirlos. Los sacerdotes deben facilitar a los fieles el poder recibirlos, pero siempre con la debida preparación y catequesis para que sean más fructíferos.
Origen de los sacramentales
Nos comunicamos por signos. No sólo con palabras o con escritos; hay otros muchos signos que nos ayudan a expresar nuestros pensamientos y nuestros sentimientos. Un apretón de manos significa amistad, y no se diga un beso. Una flor obsequiada es signo de cariño. Los saludos son signos muy elocuentes. También hay otros signos convencionales, incluso que son válidos para todo el mundo, que nos indican realidades, por ejemplo, todos sabemos que una calavera con dos huesos cruzados significa peligro de muerte.
También Jesús sintió la necesidad de signos para comunicarse e interactuar con nosotros. Son los sacramentos. Todos ellos sin signos del amor de Dios y nos comunican ese amor en forma de gracias que salvan y santifican. Los siete sacramentos son encuentros con Cristo de los que salimos salvados y santificados. Todos ellos exigen el contexto de la Iglesia, de la comunidad que celebra, de la comunidad que crece y se santifica por sus miembros salvados y santificados.