¿Es correcto poner la figura del diablo en los nacimientos?
Muchas personas se preguntan si se puede colocar el diablo en los nacimientos de Navidad. Aquí te decimos qué se hace.
Es natural que todos los nacimientos tengan como figuras centrales a los personajes de la Sagrada Familia: Jesús, María y el niño Jesús. Pero algunos incluyen gran variedad de figuritas y símbolos que en muchos casos incorporan la imagen del diablo…
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Pero, ¿es adecuado poner la figura del demonio en el nacimiento? ¿Qué significa tener este personaje en un elemento tan popular durante la Navidad? Lo analiza el padre José de Jesús Aguiar.
En un pedagógico video publicado en su canal de YouTube, este sacerdote de la Arquidiócesis de México sostiene que “el nacimiento se empezó a representar desde los primeros siglos del cristianismo en las catacumbas, donde los cristianos dejaron huellas que con el tiempo permitirían la expansión del mensaje de Jesucristo.
Recordó, además, que san Francisco de Asís fue el pionero en la elaboración de los nacimientos, belenes o pesebres, como también se le conocen; y posteriormente se fue impulsando la tradición de recrearlos incluso como nacimientos vivientes.
Explica el padre José de Jesús Aguiar que, en realidad, Jesús, María y José constituyen el único elemento “esencial para poder poner un nacimiento en casa”. No obstante, gracias a “la creatividad y pedagogía de algunos para dar a entender que este evento fue algo extraordinario y maravilloso que dio alegría al mundo comenzaron a enriquecerlo con muchas otras figuritas”. Por eso, detalla, “hay unos muy pequeñitos y otros espléndidos de todo tipo de materiales, tamaños” y colores.
El significado de la mula y el buey
Entre los elementos incorporados, hay algunos de gran simbolismo, como ocurre con la mula y el buey, los cuales “tienen un significado muy particular: el buey representa a todos los que son judíos, porque él carga un yugo y el pueblo cargó el yugo de la ley. La mula, que por ser un ‘animal impuro’, representa a los que no somos judíos; es decir, a todos los paganos”.
De manera que la aparición de nuevos personajes y muy variadas escenografías, distintas a la original, derivaron de la creatividad y la pedagogía.
En este aspecto, el sacerdote aclara que “podemos poner todos los personajes que nos gusten, como ocurre con los nacimientos napolitanos, donde hay un zapatero, una costurera, alguien que está en un pozo, alguien que va al mercado; en fin”. Pero, “hay dos en particular que llaman mucho la atención: un ermitaño y el demonio”.
Significado del ermitaño y el diablo
El ermitaño en el nacimiento “nos remite a la espiritualidad que cada uno debe tener para valorar y agradecer el nacimiento de Dios. Para quien no tiene la fe, se trataría de un niñito más junto a un papá y una mamá. Por ello, necesitamos tener la capacidad de reflexión, de oración y de retiro para valorar el misterio que significa que el hijo de Dios se haya hecho presente en medio de nosotros”.
Lamentablemente, advierte, “también tenemos muchos distractores. Y la presencia de la figura del demonio nos recuerda que muchas veces tuvimos como invitado al egoísmo en casa, el no pensar en nuestros familiares o en quien lo necesita”, o los constantes pleitos o borracheros.
Por ello, insiste, “él está presente en cada Navidad buscando alejarnos de Dios”, con el objetivo de que “perdamos la fe y caigamos en las tentaciones para que seamos esclavos del mundo y no seguidores de Dios”.
Además, “la figura del demonio muchas veces la podemos encontrar en forma ofensiva: se representa desnudo o incluso evacuando. Es una forma de decir que él no le tiene respeto a nada, no le importa nada, y llega a destruir y a tentar”. Con respecto a esta figura, “no solamente está presente en algunos nacimientos españoles y mexicanos, sino en las pastorelas, donde el tema central es que el ángel les anuncia a los pastores que ha nacido el hijo de Dios”.
¿Estoy adorando a Dios?
Allí, el demonio está porque “no quiere que el ser humano adore a Dios”, de forma que “empieza a hacer sus trampas. El demonio intenta que caigamos en la avaricia, en la lujuria, en la gula, la pereza, la envidia, los pecados capitales, para que él pueda decir: ¿de qué sirve que haya nacido el hijo de Dios si no lo reconocen y adoran!”.
En conclusión, la figura del demonio en un nacimiento no es sólo una figura decorativa: “Está allí para invitarnos a reflexionar y preguntarnos: ¿estoy permitiendo que el demonio rompa y destruya mis ideales, mis momentos felices, mi cercanía con los demás, o estoy intentando ser como el ermitaño (que sí adora a Dios)?”
“Si ves un nacimiento con esta figurita, recuerda que no le están dando culto a él, no implica que ese personaje sea importante”, indica. Lo que sí nos advierte es que “desde el paraíso quiso que la alegría se destruyera y está dispuesto a tentarnos”.
Por ello, al verlo debe haber una reflexión interior, un estado de alerta basado en la oración y una acción permanente de amor y gratitud a Dios. “Démosle el significado profundo que tiene el nacimiento y adoremos a nuestro Señor Jesucristo. ¡Que nuestro agradecimiento sea mayúsculo!”.