10 frases de amor de san Luis Grignion de Montfort a la Virgen María
Este 28 de abril la Iglesia celebra la fiesta litúrgica de san Luis María Grignion de Montfort, conocido como “El esclavo de María”.
San Luis Grignion de Montfort nació en Francia en 1637, y desde muy pequeño solía pasar largos tratos arrodillado ente la imagen de la Virgen María; lo hacía siempre por la mañana antes de dirigirse al colegio, y por la tarde luego de salir de clases.
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Con grandes sacrificios, logró conseguir recursos para poder irse a estudiar al Seminario de San Sulpicio (París), donde le otorgaron un premio por ser alumno destacado en estudios y en piedad: un viaje al Santuario de la Virgen de Chartres. Se cuenta que al llegar a dicho recinto se arrodilló ante la Virgen y permaneció 8 horas continuas rezando.
Y es que -se dice-, cuando él se hincaba ante la Madre de Jesús, no lo hacía como el devoto que le lleva su lista de necesidades para que se las resuelva, sino para conversar alegremente con sus dos grandes amigos: Jesús y María, por lo que las horas le parecían minutos.
Luis Grignion de Montfort era un gran predicador, y no tenía miedo de llevar la Palabra de Jesús a ningún lugar, pues como portaba siempre un crucifijo y una imagen de la Virgen, iba con la entera confianza de que no andaba solo.
San Luis Grignion de Montfort escribió tres libros que se han difundido por todo el mundo: Tratado de la verdadera devoción a la Virgen María; El Secreto de María y El Secreto admirable del Santo Rosario.
10 bellas frases de san Luis Grignion de Montfort sobre María
- “María es el camino más seguro, el más corto y el más perfecto para ir a Jesús”.
- “A quien Dios quiere hacer muy santo, lo hace muy devoto de la Virgen María”.
- “Cuando el Espíritu Santo encuentra a María en un alma, se siente atraído irresistiblemente hacia ella y en ella hace su morada”.
- “María es para el alma como el oratorio del corazón, para hacer en él todas las oraciones a Dios”.
- “¡María no es el centro, pero esta en el centro!”
- “No es verdadera devoción a la Santísima Virgen rezarle muchas oraciones, pero mal dichas, sin darnos cuenta de lo que decimos”.
- “¡Oh! ¡Que maravilla de la gracia del Santo Rosario!¡Poder escapar del mundo, del demonio, de la carne y salvarte para el Cielo!”.
- “Dios creó un depósito de todas las aguas y lo llamó mar, y creó un depósito de todas las gracias y la llamó María”.
- Soy todo tuyo oh María, y todo cuanto tengo, tuyo es”.
- “Oh amadísimo Jesús, dígname dejarme derramar mi gratitud ante ti, por la gracia que me has otorgado al darme a tu santa Madre mediante la devoción de la Santa Servidumbre, para que ella pueda ser mi abogada en presencia de tu majestad, y mi apoyo en mi extrema miseria”.