En un documental que plantea un ejercicio inédito a nivel mundial, bajo el título de Amén, Francisco responde, el Papa Francisco atendió las dudas e inquietudes de 10 jóvenes, en su mayoría no católicos, que retratan de alguna manera el cambio de época que vivimos.
Totalmente abierto a este ejercicio ideado por Jordi Évole y Marius Sánchez, y producido por Disney+ y que se puede ver en América Latina a través de la plataforma Star+, el Obispo de Roma tomó “el toro por los cuernos”, salió del Vaticano y se encontró con los jóvenes en una casa de un barrio de Roma, en donde contestó todas las interrogantes que le hicieron.
El diálogo de 83 minutos permite ver sonrisas, momentos de seriedad, tristeza y hasta lágrimas. En él, el Papa Francisco atendió las inquietudes de los jóvenes sobre el aborto, los abusos a menores al interior de la Iglesia, la inmigración y la pérdida de la fe, entre otros temas.
Al referirse al tema de la migración, el Papa Francisco responde que el problema de las migraciones se debe tomar en serio y, por tanto, “el migrante tiene que ser recibido, acompañado, promovido e integrado“, y advierte que mientras los Estados no lleguen a la integración, no se va a resolver el tema migrante.
En este sentido, el Papa Francisco asegura que muchos hombres y mujeres están dispuestos a embarcarse en una chalupa que a ninguno le garantiza que llegarán bien a su destino.
“Los explotan, los torturan, les sacan toda la plata y después les avisan un día ‘esta noche viajas’. Cuando llegan y ven la chalupa, y si no quieren subir, les dan un tiro ahí. Esto sucede hoy, sucede en los límites de Europa y a veces con la complicidad de alguna autoridad que los manda de vuelta”, denunció.
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Sobre la reforma a la Iglesia, el Vicario de Cristo aseguró que esta reforma tiene que darse desde dentro de la institución y de manera continua “porque, a medida que avanzan las culturas, las exigencias van cambiando”.
Sin embargo, reconoció ante los jóvenes, “la coherencia es lo que más nos cuesta a los cristianos. Incluso en el Vaticano, a veces encuentro mundanidad espiritual en el Vaticano”.
Al referirse al abandono de los fieles a la Iglesia, el Papa respondió que “sí es verdad que en las grades ciudades hay un abandono, un distanciamiento” de los feligreses a partir de la crisis de credibilidad que tiene la gente hacia los sacerdotes, sobre todo cuando su testimonio no es acorde con la realidad que enfrentan.
En este sentido -continuó- “cuando no hay testimonio, la Iglesia se oxida, se oxida porque se transforma en un club de gente buena que cumple sus cosas religiosas, pero les falta el coraje de salir a las periferias”.
Desde su perspectiva, dijo, esto es clave para el abandono que se sufre de la Iglesia, porque “cuando miras la realidad desde el centro, sin quererlo, vas armando vallas protectoras que te van alejando de la realidad y pierdes noción de la realidad. Quieres saber lo que es la injusticia social, por ejemplo, anda por la periferia y cuando hablo de la periferia no solo hablo de pobreza, sino culturales, periferias existenciales”.
Uno de los momentos más tensos fue cuando se abordó el tema del aborto, el cual generó un debate entre los propios jóvenes, especialmente entre las mujeres, el cual observó con respeto, de manera callada y con mucha atención el Papa Francisco.
“El problema del aborto hay que verlo científicamente y con cierta frialdad”, les dijo Su Santidad, y agregó que la pregunta que se debe hacer, cuando se habla de la moralidad, es si es lícito eliminar una vida humana para resolver un problema. “O, si yo recurro a un médico, ¿es lícito alquilar a un sicario para que elimine una vida humana para resolver un problema?”
“A una mujer que aborta hay que acompañarla, no hay que mandarla al infierno de golpe, pero conviene llamar a las cosas por su nombre. Una cosa es acompañar a la persona que hizo esto y otra cosa es justificar el acto”, dejó en claro.
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El Pontífice aseguró que este drama se torna más escandaloso porque se presenta precisamente en un lugar en el que se debe cuidar a la gente, pero que con esos actos se le termina destruyendo.
“Puede ser que haya gente que esté jugando mal. La política es limpiar. Si sabemos que está jugando mal que venga la denuncia y limpiamos, pero tolerancia cero, esa es la política de la Iglesia“, afirmó el Papa Francisco.
Y advirtió: “Estos casos de abusos de menores no prescriben, en la Iglesia al menos y, si por los años prescriben, yo levanto la prescripción automáticamente. No quiero que esto prescriba nunca”.
Indicó que la Iglesia empezó hace años este trabajo de hablar claro, de poner disciplina en los seminarios, de castigar a los curas y a los laicos abusadores. “Estamos trabajando mucho, está en proceso”.
“La cultura del abuso está por todos lados lamentablemente. La Iglesia está tratando de que sus curas y sus monjas no abusen. Hoy en día creo que es un ejemplo de lucha contra el abuso lo que se está haciendo en cada diócesis, en el Vaticano. Hay curas presos por todos lados”, puntualizó.
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Cuestionado sobre si en la Iglesia hay cabida y se puede aceptar la entrada de los colectivos LGBTIQ+, el sucesor de Pedro de inmediato afirmó que él no tiene derecho de echar a nadie de la casa de Dios.
“Dios no rechaza a nadie, Dios es Padre. Yo no tengo derecho a echar a nadie de la Iglesia, mas aún les debo recibir siempre. La Iglesia no puede cerrarle las puertas a nadie, a nadie”, afirmó el Papa Francisco.
Ante la pregunta de qué opinión tiene sobre quienes, bajo el amparo de la Iglesia y de las Escrituras, fomentan discursos de odio, el Papa Francisco respondió que esas personas tiene algo adentro y se liberan condenando a los otros “cuando tendría que agachar la cabeza y mirar su culpa”.
“Son infiltrados que aprovechan las cosas de la Iglesia para sus pasiones personales, para su estreches personal. Es una de las corrupciones de la Iglesia, esas ideologías zafadas, que en el fondo toda esa gente tiene un drama interno, una incoherencia interior muy grande, que viven para condenar a los demás porque no saben pedir perdón por su propia falta.”, subrayó.
Al hablar del tema de la pornografía, el Papa Francisco responde que “el que hace uso de la pornografía disminuye humanamente. Y el que es adicto a la pornografía, es como un adicto a una droga que lo mantiene en un nivel que no lo deja crecer”.
En este tenor, el Papa Francisco responde que el sexo es una de la cosas bellas que Dios dio a la persona humana y que el expresarse sexualmente es una riqueza, por lo que “todo aquello que disminuye la real expresión sexual te disminuye a ti también, te parcializa y te empobrece esa riqueza”.
“El sexo tiene su dinámica, tiene su razón de ser, la expresión del amor y es probablemente el punto central de la actividad sexual, entonces todo aquello que te lo tire para otro lado, lo saque de esa dirección, disminuye la actividad sexual“, dijo.
Luego de señalar que la verdadera Iglesia está en las periferias, el Papa Francisco responde que así como en el centro hay gente buena y santa, “también hay mucha corrupción y eso hay que reconocerlo. Hay mucho daño en la institución eclesiástica, más bien en hombres y mujeres de las Iglesia”.
“Lo que dices del abuso de poder es verdad. Hay historias que yo conozco y tuve que intervenir mandando decisiones y disolviendo conventos donde había abuso de poder de religiosas donde no podían llamar por teléfono a sus familias, era un abuso de poder total”, reconoció.
Poco antes de concluir el encuentro que sostuvo con los 10 jóvenes, Su Santidad los invitó a evitar caer en ideologías y los conminó a seleccionar sus propias ideas y ser coherentes con la vida.
“Cuídate de no enredarte en ideologías, nada más, o sea, ser tú, con tu personalidad y tu coherencia, no ser esclavo de la ideología que te domine, tú tienes que seleccionar tus ideas y buscar la coherencia con la vida, esa coherencia entre lo que piensas, lo que sientes y lo que haces”, les señaló.
Al terminar este ejercicio de diálogo e intercambio de ideas, en el que el Papa respondió a las inquietudes de los jóvenes, agradeció a los 10 participantes por decir la verdad, sus conflictos y sus traumas, y les aseguró que lo vivido ahí es el camino de la Iglesia en donde todos son hermanos y en donde se ha consolidado una fraternidad.
“Esto es un poco el camino de la Iglesia. Todos hermanos, todos unidos, con puntos de vista, con su posición cada uno, más distante o menos distante, pero hermanos. Fraternidad que estamos andando de largo y esta la fraternidad no la tenemos que negociar, las ideas podemos negociarlas, la fraternidad no. Gracias a cada uno de ustedes y adelante que la vida es linda, la vida es muy linda, hay que cuidarla de que dé frutos”, se despidió el Papa Francisco.
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