Papa Francisco: La vida cristiana es una batalla contra el espíritu del mal
En el Ángelus, el Santo Padre reflexionó sobre el retiro de Jesús al desierto durante 40 días.
Cada año, al comienzo de la Cuaresma, el pasaje sobre las tentaciones de Jesús en el desierto nos recuerda que la vida del cristiano, tras las huellas del Señor, es una batalla contra el espíritu del mal, dijo el Papa Francisco este domingo en su mensaje previo al rezo del Ángelus.
La lectura de este domingo (Mc 1, 12-15) nos muestra que Jesús se enfrentó voluntariamente al Tentador y lo venció.
Durante los cuarenta días vividos por Jesús en el desierto, comienza el “duelo” entre Jesús y el diablo, que terminará con la Pasión y la Cruz.
Podría parecer que el diablo venció cuando Jesús es rechazado, abandonado y condenado a muerte.
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Cuaresma o ‘tiempo en el desierto’
“En realidad, la muerte era el último ‘desierto’ a atravesar para derrotar definitivamente a Satanás y liberarnos a todos de su poder. Y así Jesús triunfó en el desierto de la muerte para triunfar después en la Resurrección”, dijo el Santo Padre a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro.
Jamás se dialoga con el mal
El Santo Padre llamó a los fieles a estar conscientes de la presencia del espíritu del mal, quien está interesado en nuestra condena eterna, en nuestro fracaso, y por ello debemos prepararnos para defendernos de él y combatirlo.
“La gracia de Dios nos asegura, mediante la fe, la oración y la penitencia, la victoria sobre el enemigo. Pero hay algo que me gustaría subrayar: en las tentaciones Jesús no dialoga nunca con el diablo, nunca”.
“Esto es lo que debemos hacer también todos nosotros. Cuando se acerca el seductor: ‘Pero piensa esto, haz aquello…’. La tentación es la de dialogar con él, como hizo Eva; y si nosotros entablamos diálogo con el diablo seremos derrotados. Grábense esto en la cabeza y en el corazón: no se dialoga nunca con el diablo, no hay diálogo posible. Solo la Palabra de Dios”.
¿Cómo interpretar el desierto?
El Santo Padre también se detuvo en la interpretación del desierto, un entorno, natural y simbólico, tan importante en la Biblia.
El desierto es el lugar donde Dios habla al corazón del hombre, y donde brota la respuesta de la oración, es la soledad.
Es un espacio donde el espíritu del mal puede aprovecharse de la fragilidad para mostrar a la persona ‘otro camino’, que en realidad es un engaño.
Sin embargo, esto no debe alejarnos de los momentos de soledad, tan necesarios
“No tengan miedo del desierto, busquen más momentos de oración, de silencio, para entrar en nosotros mismos. No tengan miedo”.
“Estamos llamados a caminar por las sendas de Dios, renovando las promesas de nuestro bautismo: renunciar a Satanás, a todas sus obras y a todas sus seducciones”.
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