Papa Francisco: El malvado siempre quiere destruir a la Iglesia
El Papa hizo un llamado a los fieles a estar siempre atentos a la predicación del Evangelio y a no caer nunca en poner la confianza en los poderes temporales y el dinero.
El Papa Francisco recordó que, mientras el Espíritu Santo siempre hace crecer a la Iglesia, el espíritu malvado trata de destruirla, por lo que debemos estar siempre atentos a la predicación del Evangelio.
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En su homilía este sábado en la capilla de Santa Marta, explicó que a lo largo de la historia de la Iglesia siempre ha sido así, desde la época de los Hechos de los Apóstoles y, aunque el balance siempre ha sido positivo.
“Siempre así. Se sigue adelante, pero luego viene el enemigo tratando de destruir. El balance es siempre positivo a largo plazo, pero ¡cuánto esfuerzo, cuánto dolor, cuánto martirio!”.
El Santo Padre comentó el pasaje de los Hechos de los Apóstoles (Hechos 13:44-52) en el que los judíos de Antioquía “llenos de envidia y con injurias” contrastan las declaraciones de Pablo sobre Jesús. Luego instigan a las mujeres piadosas de la nobleza y a los principales de la ciudad, provocando una persecución que obligó a Pablo y Bernabé a abandonar el territorio.
“Eran las ‘mujeres piadosas’ de la nobleza y también los notables de la ciudad. Van donde el poder temporal; y el poder temporal puede ser bueno: las personas pueden ser buenas, pero el poder como tal siempre es peligroso.
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“El poder del mundo contra el poder de Dios mueve todo esto; y siempre detrás de esto, detrás de ese poder, está el dinero”.
Por ello, el Papa hizo un llamado a los fieles a estar siempre atentos a la predicación del Evangelio y a no caer nunca en poner la confianza en los poderes temporales y el dinero.
Estemos atentos, estemos atentos a la predicación del Evangelio: no caigamos nunca en poner la confianza en los poderes temporales y el dinero. ¡La confianza de los cristianos es Jesucristo y el Espíritu Santo que envió! ¡Y el Espíritu Santo es la levadura, es la fuerza que hace crecer a la Iglesia! Sí, la Iglesia avanza, en paz, con resignación, alegre: entre “los consuelos de Dios y las persecuciones del mundo”.
Van donde el poder temporal; y el poder temporal puede ser bueno: las personas pueden ser buenas, pero el poder como tal siempre es peligroso. El poder del mundo contra el poder de Dios mueve todo esto; y siempre detrás de esto, detrás de ese poder, está el dinero.
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