El Papa explica qué podemos aprender de Juan el Bautista
Previo al Ángelus, el Pontífice reflexionó sobre 'el primer testigo de Cristo'
Esta nota fue actualizada por última vez el 20 de junio del 2023
El Papa Francisco recordó la importancia de la figura de Juan el Bautista y qué podemos aprender de él.
Dio testimonio de Jesús
Juan el Bautista fue el primer testigo de Jesús, afirmó el Papa, y no pudo frenar el urgente deseo de dar testimonio de Él.
Juan vio algo impactante, es decir, el Hijo amado de Dios en solidaridad con los pecadores; y el Espíritu Santo le hizo comprender la novedad inaudita, un verdadero cambio de rumbo, explicó el Pontífice.
Lee: ¿Cuáles son los datos que dio Juan el Bautista sobre Jesús?
Mientras que en todas las religiones es el hombre quien ofrece y sacrifica algo a Dios, en el caso de Jesús “es Dios quien ofrece a su Hijo para la salvación de la humanidad”.
“Juan manifiesta su asombro y su consentimiento a esta novedad impactante que trae Jesús, a través de una expresión significativa que repetimos cada vez en la Misa: “¡He aquí el Cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo!”.
No dejó de conocerlo
El Papa afirmó en su mensaje previo al Ángelus que el testimonio de Juan el Bautista, nos invita a empezar una y otra vez en nuestro camino de fe.
Pidió que aprendamos del Bautista a no dar por sentado “que ya conocemos a Jesús, que ya lo conocemos todo de Él. No es así. Detengámonos en el Evangelio, quizás incluso contemplando un icono de Cristo, un Santo Rostro, una de las muchas representaciones maravillosas de las que es rica la historia del arte en Oriente y Occidente”.
Lee: Comentario al Evangelio de este domingo 19 de enero
Lo vio con el corazón
Contemplemos a Cristo “con los ojos y más aún con el corazón; y dejémonos instruir por el Espíritu Santo, que dentro nos dice: ¡Es Él! Es el Hijo de Dios hecho cordero, inmolado por amor. Él, sólo Él ha traído, sufrido, expiado el pecado del mundo, y también mis pecados. Todos”, afirmó el Pontífice.
Ha tomados todos nuestros pecados y los alejó de nosotros, dijo por último el Papa, para que finalmente fuéramos libres, no más esclavos del mal. Sí, ¡todavía pobres pecadores, pero no esclavos, no, sino hijos, hijos de Dios!