3 claves del papa Francisco para perseverar en la vocación
En un Mensaje con motivo de la 58 Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, el Papa dio a sacerdotes, religiosas y religiosos algunas claves para mantenerse fieles.
El Papa Francisco publicó su mensaje con motivo de la 58 Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, que se celebrará el 25 de abril de 2021, en el que destaca la figura de San José como un ejemplo para todos los que han dejado todo para seguir el llamado del Dios a servirlo.
El Santo Padre destacó la figura de San José, a quien celebramos este 19 de marzo, y cómo el padre putativo de Jesús “con su vida ordinaria, realizó algo extraordinario a los ojos de Dios”.
Siguiendo el ejemplo del esposo de María, señaló tres palabras clave para la vocación: sueño, servicio y fidelidad.
Sueño
Todos en la vida sueñan con realizarse. Y es correcto que tengamos grandes expectativas, metas altas antes que objetivos efímeros —como el éxito, el dinero y la diversión—, que no son capaces de satisfacernos. De hecho, si pidiéramos a la gente que expresara en una sola palabra el sueño de su vida, no sería difícil imaginar la respuesta: “amor”.
Es el amor el que da sentido a la vida, porque revela su misterio. La vida, en efecto, sólo se tiene si se da, sólo se posee verdaderamente si se entrega plenamente. San José tiene mucho que decirnos a este respecto porque, a través de los sueños que Dios le inspiró, hizo de su existencia un don.
Servicio
La segunda palabra que marca el itinerario de san José y de su vocación es servicio. Se desprende de los Evangelios que vivió enteramente para los demás y nunca para sí mismo. El santo Pueblo de Dios lo llama esposo castísimo, revelando así su capacidad de amar sin retener nada para sí.
Fidelidad
José es el «hombre justo» (Mt 1,19), que en el silencio laborioso de cada día persevera en su adhesión a Dios y a sus planes. En un momento especialmente difícil se pone a “considerar todas las cosas” (cf. v. 20). Medita, reflexiona, no se deja dominar por la prisa, no cede a la tentación de tomar decisiones precipitadas, no sigue sus instintos y no vive sin perspectivas. Cultiva todo con paciencia.
Sabe que la existencia se construye sólo con la continua adhesión a las grandes opciones. Esto corresponde a la laboriosidad serena y constante con la que desempeñó el humilde oficio de carpintero (cf. Mt 13,55), por el que no inspiró las crónicas de la época, sino la vida cotidiana de todo padre, de todo trabajador y de todo cristiano a lo largo de los siglos. Porque la vocación, como la vida, sólo madura por medio de la fidelidad de cada día.
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