Siglos después, el milagro eucarístico de Lanciano sigue sorprendiendo
Ocurrió en torno al año 700 en Italia, y se considera una muestra clara de la presencia de Jesús en la Eucaristía.
Alrededor del año 700, en la ciudad italiana de Lanciano, ocurrió el primer milagro eucarístico que se conoce, cuando un monje de la Orden de San Basilio, cuya fe venía en picada por no poder creer en la presencia real de Jesús en la Eucaristía, celebraba una Misa, y durante la consagración vio la Hostia convertirse en un círculo de carne viva, y el vino en glóbulos hemáticos, condición en que la forma consagrada increíblemente se mantiene hasta hoy.
LEER TAMBIÉN
¿Qué son los milagros eucarísticos?
En entrevista para Desde la fe, el padre Fabrizio, Superior del Santuario del Milagro Eucarístico, donde se encuentra la forma consagrada de Lanciano, señala que para él es un gran privilegio vivir en este recinto, donde el Señor ha querido dejar una señal inequívoca de su infinito amor por la humanidad, como lo ha hecho en otras partes del mundo con tantos otros milagros.
“Aquí, en Lanciano, se ha registrado el milagro eucarístico más antiguo y completo, pero de cada uno de los milagros que Dios ha ido dejando, siempre hay algo nuevo que decirse, y eso es lo maravilloso”. En el fondo –señala el padre Fabrizio–, los milagros eucarísticos son eventos extraordinarios de Dios para ayudarnos a creer en la fe y maravillarnos de su cercanía.
Leer: Cuando hay que ver para creer
“Sobre todo, abren una ventana en nuestra cotidianidad para poder ver que es Él quien, día con día, nos cumple esos ‘pequeños-grandes milagros’ que nos ocurren”, expresa.
En el caso del milagro de Lanciano, las investigaciones científicas que hasta tiempos muy recientes se han hecho, arrojan que la carne, que aún se mantiene en estado vivo después de 13 siglos, pertenece a la zona del miocardio, y que el líquido es sangre humana correspondiente al tipo AB, información que, repetida en otros milagros posteriores, permite deducir el grupo sanguíneo de Jesús.
La Hostia de Lanciano aún puede apreciarse en su forma original: con un diámetro de entre 55 y 60 milímetros, y un color entre amarillo y marrón, aunque las investigaciones a las que ha sido sometida a lo largo de los siglos han ocasionado la pérdida de algunas partes centrales.
Las pruebas científicas del milagro eucarístico de Lanciano
En 1970, el Arzobispo de Lanciano, monseñor Pacífico Perantoni, inició investigaciones científicas sobre lo ocurrido en Lanciano, a cargo estuvo el doctor Odoardo Linoli, director del hospital de Arezzo y profesor de anatomía e histología.
Los resultados los presentó en 1971, su estudio confirmó que lo encontrado en la Hostia consagrada era tejido de miocardio de un corazón humano y que la sangre pertenece al grupo sanguíneo AB, el mismo encontrado en la Sábana Santa.
En 1973, la Organización Mundial de la Salud (OMS) nombró a una comisión científica para verificar las conclusiones del médico italiano. Se hicieron más de 500 pruebas y los resultados obtenidos confirmaron los resultados de Odoardo Linoli. 13 siglos después, el milagro de Lanciano sigue sorprendiendo.
Puedes leer: ¿En quién está fundada nuestra fe?