María de Jesús Sacramentado Venegas, la primera santa mexicana
María de Jesús Sacramentado Venegas, la 'Madre Naty', dedicó su vida a Dios y a los enfermos.
El 21 de mayo del 2000, en un Día especial dedicado a México en el Jubileo de la Encarnación, fueron canonizados en Roma 25 mártires de la persecución religiosa en México que murieron entre 1915 y 1937: Cristóbal Magallanes y sus 24 compañeros mártires, y también, el padre José María Yermo y Parres, y Sor María de Jesús Sacramentado Venegas de la Torre, la primera santa mexicana (1864-1959).
Ella nació el 8 de septiembre de 1864 en la ranchería de “La Tapona”, en Zapotlanejo, Jalisco. Sus padres fueron Doroteo Venegas y María de las Nieves de la Torre, quienes la llevaron a bautizar el 13 de septiembre. Era la más pequeña de 12 hermanos.
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Recibió el sacramento de la confirmación el 24 de noviembre de 1872, año en el que su familia fue a radicar a San Pedro Lagunillas, después de que su padre abandonara la carrera de leyes. Allí, María Natividad comenzó sus primeros estudios.
En este pueblo falleció su madre y ella quedó al cuidado de su hermano Mónico y de una sirvienta de su padre, y cuando ella cumplió 16 años, su familia se estableció en “Los Zorrillos”, Jalisco. Su padre murió tres años después y ella y su hermana Adelaida se fueron a vivir con su tío Donaciano Venegas, Zapotlanejo, donde transcurrió su juventud.
Ella fue testigo de importantes episodios en la transformación de México y concretamente de Guadalajara, por ejemplo, se introdujo el alumbrado eléctrico, se extendió el tranvía urbano, y se impulsó la construcción del ferrocarril Guadalajara- México.
Con ese mismo ímpetu de prosperidad, el 2 de febrero de 1886, bajo el patrocinio del canónigo don Atenógenes Silva, se fundó el Hospital del Sagrado Corazón de Jesús que sería importante en la vida de la Santa; en tanto, ella, siguiendo el llamado de su corazón, se preocupaba especialmente por los niños a quienes daba clases de lectura, frecuentaba la parroquia y así, el 8 de diciembre de 1898 ingresó a las “Hijas de María” donde permaneció hasta 1905, fecha en la que asistió a unos ejercicios espirituales en el templo de San Sebastián de Analco en Guadalajara, y entonces decidió que tomaría los hábitos, sueño que realizaría años después.
Entre el 8 y el 18 de diciembre de 1905, ella ingresó como voluntaria al Hospital del Sagrado Corazón de Jesús, al lado de otras 5 señoritas, donde pasó toda su vida al servicio de los enfermos y para 1908 ya llevaba la contabilidad del Hospital.
En junio de 1910, el día de Corpus, ella hizo sus primeros votos: castidad, pobreza y obediencia, y dos años después, la “Madre Naty”, como le decían, fue nombrada vicaria de la Congregación en el Hospital, cargo que ejerció hasta 1921, cuando fue electa como Superiora, y entonces, Don Miguel de la Mora, Obispo de San Luis Potosí, la animó a solicitar la aprobación diocesana para su Congregación y a escribir las Constituciones que la regirían.
El 26 de julio de 1930, recibió la autorización para el establecimiento legal de la “Congregación de las Hijas del Sagrado Corazón de Jesús” y ese día, ella tomó el nombre de Sor María de Jesús Sacramentado; sin embargo, haría sus votos el 8 de septiembre de 1930, ante el Arzobispo de Guadalajara Francisco Orozco y Jiménez. Los inicios de esta agrupación fueron difíciles en lo económico y por la persecución que padecía la Iglesia.
A pesar de su carácter dulce, ella era decidida y enérgica. No permitía el desaliento en la atención de los enfermos. En su interior, era una verdadera mística como se advierte en este escrito: “Jesús mío, grabad en mi corazón los tormentos de vuestra pasión”. Ella no quería divulgar algunas visiones y vivencias personales, pero, en 1947, cuando se tramitaba la aprobación pontificia del Instituto, se le preguntó si había tenido revelaciones de Nuestro Señor y no tuvo más remedio que darlas a conocer. Ella nunca pretendió que alguien lo creyera, ni mucho menos que por ellas se le diera un trato especial. Sus virtudes fueron comprobadas después, durante el Proceso que la llevó a los altares.
Ella repetía a sus compañeras: “Toda devoción que impide la obligación, es ociosa ocupación” por ello, con frecuencia la veían rezando mientras cuidaba enfermos.
El 25 de enero de 1959, el Papa Juan XXIII anunció la apertura del Concilio Vaticano II que se desarrollaría en 4 etapas y el que participarían 55 obispos mexicanos. Seis meses después, el 25 de julio del mismo año, ella cayó enferma. Al día siguiente, sufrió un síncope del que se recuperó, dándole oportunidad de comulgar y recibir los sacramentos. El 30 de julio de 1959, en la madrugada, a los 94 años de edad, murió la primera beata y santa mexicana. El cardenal José Garibi Rivera, ante el cadáver rezó un responsorio. El funeral se realizó al día siguiente, en la fiesta de San Ignacio de Loyola. Su congregación se extendió a otras ciudades.
María de Jesús Sacramentado Venegas fue beatificada el 22 de noviembre de 1992. El 26 de marzo de 1999, el Vaticano informó que había sido aprobado un milagro de carácter médico realizado por intercesión de María de Jesús, y el decreto lo publicó L’Osservatore Romano el 2 de abril de 1999. El 10 de marzo del 2000, en Roma se anunció su canonización para el 21 de mayo, durante el día dedicado a México en el Gran Jubileo.