La receta del manchamanteles surgió por una discapacidad
El manchamanteles es una receta que crearon las monjas clarisas y que aún se degusta en las mesas mexicanas.
Son diversos los platillos o postres que se considera fueron creados por un accidente, entre ellos están las galletas con chispas de chocolate, las paletas de hielo y los conos de helado.
De acuerdo con el padre José Gerardo Herrera Alcalá, historiador y especialista en historia de la Iglesia, el manchamanteles es parte de esas recetas accidentales que, a pesar del tiempo, todavía se pueden degustar en cualquier mesa.
“La sordera y la edad avanzada de una monja cocinera, de la orden de las clarisas en Puebla, dieron origen a este peculiar tipo de mole. A la religiosa tenían que hablarle en voz muy alta para que pusiera los ingredientes a las comidas que preparaba, obviamente sus guisos no eran del agrado de las demás hermanas”.
Un día, las monjas tenían por encargo hacer mole, pero la longeva hermana no escuchó los ingredientes del guisado y agregó otros como chile chilhuacle rojo (chile viejo), plátano, pera, manzanas, piña madura y jitomate. Sus hermanas pensaron que el plato estaba arruinado.
“Las clarisas no podían desperdiciar comida, pues su forma de vida era austera, así que la abadesa decidió probar la creación de la hermana septuagenaria”.
Le gustó tanto que hasta manchó el mantel de la mesa donde comió y dijo “sírvanme más, aunque rompa la santa regla”, y desde ese día a ese platillo se le denominó manchamanteles, explica el presbítero.
Esta receta pasó de convento en convento y también aparece en el recetario de Sor Juana Inés de la Cruz. Además está plasmado en los recetarios de Dominga de Guzmán, del siglo XVIII, y el libro de fray Gerónimo de San Pelayo.
El origen de su peculiar nombre
Se dice que a la abadesa le gustó y en su prisa por comer manchó el mantel.
Esta receta se difundió entre los conventos y está en recetarios antiguos.