Homilía en el inicio de ministerio del nuevo Arzobispo de Tlalnepantla
El Cardenal Carlos Aguiar Retes pronunció la homilía de la Misa en la que monseñor José Antonio Fernández Hurtado tomó posesión de esa Iglesia particular.
“Yo soy el buen pastor, porque conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí, así como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre. Yo doy la vida por mis ovejas”.
Esta hermosa Parábola de Jesús deja en claro, la relación estrecha que quiere entre un Pastor y sus Ovejas, entre un Obispo y su Comunidad Diocesana. La propuesta de Jesús es la orientación fundamental para ejercer el Ministerio de un Sucesor de los Apóstoles.
Pero surge espontánea la pregunta, ¿cómo hacer operativa dicha indicación? Especialmente en este tiempo, en que existen dinamismos sociales de alto impacto, en particular en esta gran metrópoli del Valle de México, como el individualismo, anonimato, relativismo materialista, subjetivismo, pérdida del sentido de pertenencia y de identidad a una comunidad, aunado a la grave crisis de la familia, y a la enorme desigualdad social.
No cabe duda el gran desafío que representa el poder establecer un conocimiento de un Pastor con aproximadamente 2’500,000 de católicos. ¿Cómo hacer para imitar a Jesús, Buen Pastor? ¿Cómo hacer para conocer a un número tan amplio de feligreses?
La experiencia de la Iglesia ha llevado a considerar a los Presbíteros, como colaboradores indispensables del Obispo. En esta Arquidiócesis hay solamente 280 Presbíteros diocesanos (de los cuales 50 son mayores de 75 años) y 80 Presbíteros Religiosos con responsabilidad de cura pastoral parroquial. En estas condiciones cada sacerdote de los 310 en activo, debiera conocer personalmente a 8,065 fieles. Pero además la distribución por Parroquia no corresponde a esa cantidad, la mayoría sobrepasa considerablemente dicha cifra.
Por ello, es indudable la indispensable colaboración de los fieles laicos, no solamente como agentes de pastoral, sino la coordinación de los mismos en los distintos niveles de la organización diocesana: Parroquias, Decanatos, Zonas pastorales y las Instancias Diocesanas. Para que esta organización funcione eficazmente se necesita poner en práctica la Sinodalidad, que ha pedido el Papa Francisco a cada Iglesia Particular.
Por ello, agradezco de corazón el trabajo de los Consejos Pastorales Parroquiales, que están llevando a cabo su 3a Asamblea Parroquial Anual, en ella están poniendo en práctica la Sinodalidad, con la participación de los fieles laicos y agentes de pastoral, con la escucha recíproca y la puesta en común de sus propias realidades, discerniendo las potencialidades, y proponiendo al Consejo Parroquial las iniciativas que parezcan más convenientes para responder a las necesidades detectadas.
De este trabajo básico en las Parroquias, presentarán a las instancias Decanales, Zonales y Diocesanas los servicios y ayudas que necesitarán para llevar a cabo su proyecto pastoral parroquial, y las colaboraciones que podrán dar a los proyectos supraparroquiales, y sumarse a los procesos pastorales diocesanos establecidos.
Así el Obispo a través de la Sinodalidad, ejercida en la espiritualidad de la comunión, podrá conocer las situaciones, necesidades, y propuestas, de sus fieles; y a la vez, con una mirada y visión de toda la Diócesis, y en comunión con la Provincia Eclesiástica, con la Conferencia Episcopal Mexicana, y con toda la Iglesia, presidida por el Papa Francisco, podrá presentar las decisiones, que respondan a la voz del Espíritu Santo, quien conduce a la Iglesia, esposa de Jesucristo, el Señor Resucitado.
Esta breve descripción contempla la labor de fortalecimiento de las estructuras eclesiales que favorecen y fortalecen la vida interna de la Diócesis.
Será muy provechoso, animar y continuar el Proceso Misionero de la Gran Misión para llegar a tantos fieles, que ocasionalmente se acercan a la vida parroquial. Nuestra preocupación ha sido ir por todos los bautizados y alimentar la llama que aún humea en sus corazones. Se ha concretado con la salida a tocar puertas el Domingo de Ascensión, el retiro Kerigmático en Pentecostés, y especialmente la integración de pequeñas comunidades parroquiales y su acompañamiento semanal en torno a la Palabra de Dios mediante la Lectio Divina. Las 1,500 pequeñas comunidades actuales representa la gran esperanza de convertir a los fieles católicos en la comunidad de discípulos de Cristo.
Así mismo es indispensable el Proceso Pastoral de la línea de la vida, para acompañar en las distintas etapas a todo cristiano, desde la niñez hasta la ancianidad. Fortalecer las estructuras de servicio a la sociedad en general, y consolidar la plataforma de apoyo y coordinación de los bautizados, en el ejercicio de su vocación laical, desarrollada en sus propios ambientes laborales, para ser levadura de los valores del Reino de Dios, y lograr la transformación de las estructuras temporales conforme a los valores del Evangelio.
Pidamos en esta solemne Celebración Eucarística, el auxilio de María de los Remedios, Patrona de la Arquidiócesis, quien cumplirá 500 años de haber llegado a nuestra Patria. Y que acompañe a Monseñor Jose Antonio, junto a su Presbiterio y a su Pueblo, en el ejercicio de su
Ministerio Episcopal, que hoy inicia en favor de esta Arquidiócesis de Tlalnepantla.
!Cristo Vive!
+ Carlos Cardenal Aguiar Retes
Arzobispo Primado de México