Esta institución cura las heridas de una pérdida
Si se vivió un aborto, ya sea inducido o espontáneo, IRMA ayuda a mujeres y hombres a sanar emocionalmente para seguir adelante.
“Hace casi 19 años, la primera persona que atendí se llamaba Elenita, una señora de 70 años que fue internada en un psiquiátrico por intento de suicidio. Nadie le había dicho que la causa de tanto dolor eran las heridas emocionales de haberse practicado tres abortos. Un sacerdote le dijo que Dios ya la había perdonado hace mucho tiempo, que le tocaba a ella perdonarse y que buscara ayuda para hacerlo; así, ella fue mi primera maestra”, recuerda María del Carmen Alva López, presidenta y fundadora del Instituto para la Rehabilitación de la Mujer y la Familia, A.C. (IRMA).
La institución se constituyó en el año 2000 como asociación civil con la misión de brindar atención psicológica a mujeres y hombres que han pasado por abortos, inducidos o espontáneos. “Perder a un hijo, sin importar cómo fue, las heridas son muy dolorosas”, explica su directora.
Un acompañamiento
Las personas que necesitan de IRMA llegan a través de sus redes sociales, vía telefónica o acuden a sus instalaciones, donde son atendidas por una psicóloga o tanatóloga.
Posteriormente se les hace un estudio socio-económico de rutina para asignar un costo simbólico y fomentar el compromiso por la recuperación propia. “En el caso de que el paciente no pueda pagar la cita con el especialista, le seguimos dando la atención; el dinero no debe ser ningún impedimento para su recuperación”.
Si el caso lo amerita, se canaliza con un psiquiatra quien le ayudará a sanar. “Cada historia es diferente, pero dependiendo del caso y de la constancia, la persona puede ver cambios importantes en seis meses”, explica.
Sin embargo, el trabajo no acaba ahí, “aunque la persona ya esté dada de alta, cada cierto tiempo estamos en contacto con ella, pues de acuerdo con los cambios de la vida, por ejemplo, en la menopausia o en la pérdida del trabajo, pueden sufrir recaídas”.
En 2018, IRMA atendió a 1,927 personas, y cada año realiza diferentes talleres y ponencias en congresos nacionales relacionados con el acompañamiento postaborto en diferentes diócesis del país.
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