Dr. Zollner: no hay una pregunta mágica para detectar a un abusador
Aseguró que el ser humano no es una máquina, cuyos males se pueden acabar con un antivirus.
Alargar el proceso de admisión para el seminario, como medida preventiva contra los abusos sexuales dentro de la Iglesia, fue la propuesta del sacerdote Hans Zollner, presidente del Centro para la Protección Infantil de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma.
Durante su ponencia en el Congreso Latinoamericano sobre la Prevención del Abuso de Menores titulada: “La atención psicológica a la víctima y a los victimarios”, el sacerdote recalcó que no hay una respuesta mágica dentro de un cuestionario psicológico para detectar a un abusador.
“Muchas personas me han preguntado si les puedo dar instrumentos para detectar a personas abusadoras, candidatos al seminario, pero eso no se puede hacer. La psicología no es una ciencia exacta, así como el humano no es una máquina al que se le pueda insertar un antivirus y acabar con todos sus males”, apuntó en el tercer día de actividades de este congreso que se celebra en la Universidad Pontifica de México.
Explicó que el abuso ha estado presente en toda la historia de la humanidad y por desgracia continuará; pero es deber de la Iglesia prevenirlo.
Terapia y acompañamiento para el abusador
El Dr. Zollner detalló que todos los que cometen violencia sexual son abusadores, y es necesario darles atención y seguimiento terapéutico.
“Por eso, nosotros, la Iglesia, estamos en este congreso, porque estamos comprometidos para que estos abusos ya no sucedan. Estamos conscientes de que no lo vamos a parar completamente, pero si conocemos las ‘estrategias’ de los abusadores, es posible encontrar métodos efectivos y sustentables de prevención; esta última se se puede desarrollar con los aportes de las víctimas de abuso, porque ellos saben muy bien la manera de actuar de los perpetradores”.
Asimismo, Zollner explicó que a la par de una terapia psicológica se debe llevar a cabo un seguimiento y acompañamiento del victimario para ayudarlo en su situación, y al mismo tiempo se previenen los abusos.
“La atención psicológica a víctimas y victimarios son tareas para las personas profesionalmente preparadas para ello, pero a todos nos compete ayudar para que la Iglesia sea un lugar más seguro para todos”, concluyó.