“Amigo”, la canción que México hizo el Himno de Juan Pablo II
“¿Por qué no cantamos Amigo? El Papa dice que los niños somos sus amigos”, sugirió un pequeño.
Era enero de 1979, faltaban pocos días para que el Santo Padre Juan Pablo II llegara a la Ciudad de México, en su primer viaje apostólico. En la intimidad del Instituto Miguel Ángel (IMA) un coro de 200 niños ensayaba un par de canciones que recitarían frente al Papa Wojtyla. Se agotaba el tiempo y faltaba una canción más para acoplar por las voces infantiles del Colegio México y el Instituto Miguel Ángel; de pronto, en medio de cierta desesperación de los maestros, un niño gritó: “¿Por qué no cantamos Amigo?”
A 40 años de distancia, la religiosa Monserrat Ávila Macías, subdirectora del IMA, y el profesor Rodolfo Sánchez-Armas Silva, director del entonces coro de niñas del colegio, relatan la historia de la famosa canción.
“Cuando a Alejandro Mejía, entonces religioso marista, director del Colegio México, liturgista, músico y compositor, le fue encomendado por la Nunciatura realizar un himno al Papa para su visita de 1979; él compuso Tú eres Pedro y sugirió que se cantara por el coro del Colegio México y el estribillo por los niños de los colegios religiosos del país en el encuentro de los niños con el Papa”, dice Sánchez-Armas.
Mejía fue maestro del propio Sánchez-Armas (quien desde 1974 había fundado una rondalla de niñas en el IMA) y cuando las autoridades eclesiásticas definieron que la visita del Santo Padre sería en las instalaciones del Instituto México, todo se conjuntó en un trabajo hermanado.
La estudiantina infantil del IMA y el coro de niños del Colegio México cantarían cuatro canciones: dos cada coro y el himno al Papa, todos juntos. Pero, según relata Sánchez-Armas, Mejía sugirió que unificaran los coros de niños y de niñas; y propuso que se cantaran sólo tres canciones al Papa: Tú eres Pedro, de Mejía; el Himno a la Alegría, de Amado Regueiro Rodríguez, y una tercera, aún por definir.
Tras autorizar y dirigir un coro de 200 infantes, Mejía y Sánchez-Armas buscaron la mejor canción de sus respectivos repertorios, pensaron en Guadalajara, Cielito Lindo, Peregrina, etcétera. Ninguna los convencía.
De pronto, un niño cansado de tantos ensayos, gritó desde el fondo del coro: “¿Por qué no cantamos Amigo? El Papa dice que los niños somos sus amigos”.
Así fue como comenzaron a ensayar el Amigo, de Roberto Carlos, sin saber el efecto que causaría la canción.
Alejandro Mejía, Rodolfo Sánchez-Armas, Marcela Pliego y Carlos Martínez junto a los 200 cantantes hicieron historia ese día de enero de 1979 cuando los niños cantaron Amigo al Papa: “Lo importante es lo que vivimos, lo que nos marcó Juan Pablo II, fue una transformación espiritual, se entregó a México. Fue algo muy importante…”, recuerda la hermana Montserrat.
El coro del Colegio México y del Instituto Miguel Ángel cantaron según lo planeado, el Papa pidió que cantaran nuevamente Amigo y leyó en italiano-español la letra de la canción. El Papa se conmovió tanto que expresó al salir: “Niños, así como ustedes vienen a la escuela a aprender, el Papa ha venido a la escuela a aprender. El Papa aprendió: Bendito el que viene en el nombre del Señor, aprendió México siempre fiel, aprendió ‘¡El Papa, el Papa! ra, ra, ra’ y aprendió “Amigo”.
Sonaron aplausos jubilosos entre los presentes que no dejaron de escucharse en las décadas siguientes; el Instituto Miguel Ángel y su coro tuvieron oportunidad nuevamente de cantarle al Papa Juan Pablo II en sus visitas de 1990, 1999 y 2002.
Año con año, voces nuevas fueron integrándose al coro del IMA y voces mayores preservaron sólo en su memoria ese momento en que le cantaron al Santo Padre.