4 parroquias se unen para atender a los olvidados de Metro Observatorio
Un centenar de trabajadores del ramo de la construcción, que se han instalado en la zona a la espera de ser empleados, hoy sufren hambre.
En la Ciudad de México existe una realidad poco conocida, la cual encontró una gran complicación con la pandemia de COVID-19: cerca de la Terminal de Autobuses de Observatorio, un centenar de trabajadores del ramo de la construcción, provenientes de estados aledaños, se encuentran a la espera de ser contratados por empleadores que llegan en camionetas a llevárselos.
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Sin embargo, desde que inició la pandemia de COVID-19, el empleo para ellos se ha vuelto más escaso, de manera que a veces tienen trabajo un día a la semana, y en ocasiones ninguno; lo que sin falta tienen ellos es necesidad y hambre. Por esta razón, en mayo pasado un grupo de ciudadanos se organizó para llevarles tortas a fin de que al menos tuvieran algo en el estómago.
El padre Pablo Cirujeda, encargado de la Rectoría de Nuestra Señora del Rosario, platica que este grupo de personas caritativas, al verse rebasado, acudió a él para reportarle esta situación. “Me dijeron que tal era el hambre que estos hombres tenían, que literalmente les arrebataban las tortas de la mano”.
El COVID-19 trajo hambre, pero también unión
Frente a tal situación, el padre Cirujeda les ofreció a estos laicos las instalaciones de la rectoría para guisar y poderles llevar comida preparada en mayores cantidades. Asimismo, invitó a los sacerdotes de las parroquias aledañas a colaborar con esta noble acción; de manera que otras tres parroquias se sumaron, e invitaron a miembros de sus comunidades a unirse. Ahora, de fijo, cada martes y jueves, al mediodía, llevan a este punto de la ciudad 150 platos de comida, 300 a la semana.
Actualmente, estos hombres que vinieron a la ciudad en busca de trabajo, ahí están instalados de manera regular; cuando son contratados, viven, comen y duermen en las construcciones. Cuando no, sólo les queda la calle y la comida que se les lleva los días mencionados.
“Tal es su necesidad -comenta el padre Cirujeda-, que a veces guardan un poco de la comida que les damos para tener qué comer al día siguiente. Pero en definitiva, fue una iniciativa de un grupo de laicos, que no se detuvieron a hacer una planeación estratégica, ni diseñaron un plan de acción, ni llevaron a cabo asambleas para saber cómo actuar. Simplemente aplicaron el famoso principio de ‘ver, juzgar y actuar’. ¡Los sacerdotes tenemos mucho que aprender de ellos!”.
Alcanza para personas en situación de calle
El padre Alfonso Martínez Regalado, párroco de la Asunción de María -una de las parroquias que participan regularmente en esta actividad-, señala que definitivamente la situación que hoy se vive por la pandemia de COVID-19 ha afectado a este grupo de hombres provenientes de otros estados. “Y es que el empleo para ellos ha escaseado, y ahora ahí están los pobres sin comer”.
Por tal razón, el padre Alfonso Martínez y miembros de su comunidad inmediatamente se propusieron colaborar con el padre Pablo Cirujeda en esta labor. “Hoy nos coordinamos entre las parroquias del decanato, algunas más de fijo y otras esporádicamente, para ofrecerles algo de comer, tanto a ellos como a un grupo de personas en situación de calle que desde el principio, al vernos, lógicamente se acercaron a pedir comida. ¡Y para todos ha alcanzado!”.
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