20 de noviembre: La Iglesia recuerda a los mártires de la Guerra Cristera
Hace 20 años fue beatificado un grupo de mártires de la Guerra Cristera. Conoce sus historias.
Este 20 de noviembre se cumplen 20 años de que en Guadalajara fuera beatificado un grupo de mártires de la Guerra Cristera, entre los que se encuentra el ahora santo José Sánchez del Río.
La ceremonia la realizó el Cardenal José Saravia Martins durante el pontificado de Benedicto XVI, en la solemnidad de Cristo Rey, aunque había sido aprobada por San Juan Pablo II.
De este grupo, 10 eran laicos y 3 sacerdotes, uno claretiano.
¿Quiénes son los mártires mexicanos de la guerra cristera?
Anacleto González Flores (1888-1927)
Como cabeza visible de todos quedó Anacleto González Flores, a quien posteriormente, el Papa Francisco declaró patrono de los laicos en México.
Anacleto González Flores (13 de julio de 1888-1 de abril de 1927) fundó en Guadalajara la ACJM (Acción Católica de la Juventud Mexicana) vivió de cerca la Revolución Mexicana y veló por la seguridad de la Iglesia, y a partir de las leyes anticlericales de Plutarco Elías Calles, defendió a la Iglesia y promovió un boicot económico en contra los servicios del gobierno, oponiéndose siempre al uso de las armas.
Luis Padilla Gómez (1899-1927)
Fue presidente de la ACJM y de la Unión Popular; apoyó el boicot económico y trabajó con Anacleto González Flores en la Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa. Él fue apresado el 1 de abril de 1927 y conducido al cuartel “Colorado” donde se encontró con Anacleto González, José Ramón y Florencio Vargas González; todos ellos fueron torturados y asesinados.
Miguel Gómez Loza (1888-1928)
Formó parte del Partido Católico Nacional; impulsó varias obras sociales entre ellas una caja de ahorro para campesinos, una cooperativa de consumo y círculos de estudio. Fue encarcelado varias veces. El Papa Pio XI le concedió la medalla Cruz Pro Eclesia et Pontifice a Miguel y a su amigo Anacleto González Flores.
Los hermanos José Luciano Ezequiel Huerta Gutiérrez (1876-1927) y Salvador Huerta Gutiérrez (1880-1927)
El primero era cantor en los templos y el segundo mecánico. Prestaron ayuda a la Iglesia en los tiempos de persecución.
José Luciano, tras asistir junto con su hermano al velorio de Anacleto González, lo arrestaron y torturaron hasta perder el conocimiento. Cuando volvió en sí, expresó sus lamentos cantando el himno eucarístico: “Que viva mi Cristo, que viva mi Rey”.
A Salvador, ras despedir los restos de Anacleto, la policía lo esperaba en su taller, lo arrestaron y torturaron para revelar el paradero de sus hermanos presbíteros.
Juntos los llevaron al panteón de Mezquitán, donde fueron fusilados.
Los hermanos Jorge Ramón Vargas González (1899-1927) y Ramón Vicente Vargas González (1905-1927)
Los dos pertenecían a la ACJM, y ocultaban a sacerdotes que eran perseguidos. Acusados de ocultar a Anacleto González Flores, fueros apresados junto con otro hermano, de nombre Florentino.
Cuando llegó el momento de la ejecución, a los hermanos Vargas González los sacaron del calabozo. Había prisa por matarlos cuanto antes. Para suavizar la dureza de la sentencia —más por conveniencia que por compasión— el general mandó separar al más joven de los tres. Aunque por edad ese lugar le correspondía a Ramón, de apenas 22 años, fue Florentino quien recibió el indulto por expreso deseo de su propio hermano.
8. Luis Magaña Servín (1902-1928)
Proporcionaba alimentos y ropa a los cristeros, aunque nunca empuño un arma, los militares lo buscaron y él mismo se entregó.
Estas fueron sus palabras: “Yo nunca he sido rebelde cristero como ustedes me titulan, pero si de cristiano se me acusa, sí, lo soy, y si por eso debo ser ejecutado, bienvenido y en hora buena. ¡Viva Cristo Rey y Santa María de Guadalupe!”.
Tras su declaración, murió por fusilamiento.
9. San José Sánchez del Rio (1913-1928)
Es el único que ya fue declarado santo por el Papa Francisco.
San José Sánchez del Río, un joven de apenas catorce años, lo martirizaron durante la Guerra Cristera, entregando su vida mientras proclamaba “¡Viva Cristo Rey!” y “¡Viva Santa María de Guadalupe!”.
Lo conocían cariñosamente como “San Joselito”, este pequeño discípulo de Cristo fue torturado y finalmente ejecutado el 10 de febrero de 1928 por órdenes de oficiales del gobierno de Plutarco Elías Calles, debido a que se mantuvo firme y se negó a renunciar a su fe.
Los mártires de San Joaquín: P. Trinidad Rangel, P. Andrés Sola y Leonardo Pérez Larios
Los mártires de San Joaquín, en Guanajuato, fueron dos sacerdotes: Trinidad Rangel (1887-1927) y Andrés Sola (1895-1927), quien nació en España, y un laico: Leonardo Pérez Larios; a los tres los fusilaron en el Rancho San Joaquín, falsamente acusados de haber asaltado el tren de Guadalajara.
Padre Darío Acosta Zurita
El Padre Darío Acosta Zurita nació en Veracruz en 1908 y lo asesinaron el 25 de julio de 1931, por odio a la fe, después de haber bautizado a un niño en la Iglesia Parroquial del Puerto, donde lo sepultaron.
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Carlos Villa Roiz es periodista especialista en religión.


