“Servir a un mundo herido”, un llamado a la solidaridad interreligiosa
El Consejo Mundial de Iglesias (CMI) y el Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso unieron fuerzas en un documento para fomentar la solidaridad ecuménica.
El Consejo Mundial de Iglesias (CMI) y el Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso publicaron este jueves el documento titulado “Servir a un mundo herido”, con el que buscan animar a las iglesias y organizaciones cristianas a reflexionar sobre la importancia de la solidaridad interreligiosa, en el marco de la crisis provocada por la pandemia del COVID-19 en el mundo.
El texto profundiza sobre la esperanza cristiana como motor para repensar el mundo después del COVID-19.
“La esperanza es una característica esencial de todas las religiones. A lo largo de la historia de la humanidad, sabemos que la esperanza religiosa ha inspirado a menudo a los creyentes a preocuparse en el amor y la compasión por aquellos que sufren las tragedias de la condición humana”.
El Consejo Mundial de las Iglesias es la principal organización cristiana a escala internacional, y agrupa a cerca de 150 denominaciones cristianas que, en conjunto, representan a unos 600 millones de personas en más de 120 países.
En tanto, el Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso es el organismo del Vaticano que anima y regula el diálogo de la Iglesia con otras religiones y denominaciones cristianas.
Ambas instituciones unieron fuerzas en este documento para fomentar la solidaridad ecuménica, pues puede convertirse- en un factor que une -más que divide- personas, de acuerdo con el texto.
En la presentación, el presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, el cardenal español Miguel Ángel Ayuso Guixot, aseguró que “la pandemia ha expuesto las heridas y la fragilidad de nuestro mundo, revelando que nuestras respuestas deben ofrecerse en una solidaridad inclusiva, abierta a los seguidores de otras tradiciones religiosas y a las personas de buena voluntad”.
Por su parte, El secretario general interino del CMI, Ioan Sauca, reflexionó sobre el hecho de que el diálogo interreligioso es vital para la curación y el cuidado mutuo a nivel mundial.
“Frente a la pandemia de COVID-19, la familia humana se enfrenta junta a un llamamiento sin precedentes para protegerse unos a otros y para sanar nuestras comunidades”, dijo. “El diálogo interreligioso no sólo ayuda a aclarar los principios de nuestra propia fe y nuestra identidad como cristianos, sino que también abre nuestra comprensión de los desafíos -y las soluciones creativas- que pueden tener otros”.
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