¿Una persona homosexual puede ser padrino o madrina de Bautismo?

Hace unos días, algunos medios de comunicación difundieron que el Vaticano admite a personas homosexuales y transexuales como padrinos y madrinas de Bautismo.

Esta noticia causó revuelo. Pero, ¿qué opina el Papa Francisco y cómo debe entenderse lo que dijo? Lo analiza en Desde la fe el responsable de Liturgia de la Diócesis de Xochimilco en Ciudad de México, el padre José Alberto Medel Ortega.

La respuesta del Papa a un obispo brasileño

En las últimas semanas, muchos se preguntan si la Iglesia Católica admite a homosexuales y transexuales como padrinos y madrinas de Bautismo. Esto, tras la publicación de las respuestas que dio el Dicasterio de la Doctrina de la Fe a las preguntas de un obispo brasileño que así lo sugieren.

Consulta el documento íntegro en español dando clic en el enlace.

Consultado por Desde la fe, el sacerdote José Alberto Medel, responsable de Liturgia de la Diócesis de Xochimilco en Ciudad de México, brinda luces al respecto.

En tal sentido, analiza los aspectos de la misericordia impulsada por el Papa, así como el hecho de que la condición de un padre no debe ser el obstáculo para otorgar a los niños la salvación a través del Bautismo.

El sacerdote también advierte que hay medios que “lo mismo informan que desinforman”, así que “evitando satanizarlos, lo importante es saber discernir lo que leemos y escuchamos, sobre todo cuando se trata de las enseñanzas del Papa”, por lo que es importante evitar “que se legitimen conductas que van en contra de los preceptos divinos”.

El P. Medel recuerda que el Papa Francisco escogió como lema de su pontificando una frase reveladora a partir de la cual debemos interpretar su magisterio: “Miserando atque eligendo”, que significa: “Lo miró con misericordia y le amo”, frase tomada de un sermón de san Beda el Venerable, en la que explica el texto de la conversión de san Mateo.

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La palabra clave es “misericordia”

“Misericordia es la palabra clave, y misericordia no significa ni permisivismo, ni liberalismo, ni perdón simplón o sentimentalista. Misericordia como la que se expone en el Evangelio. ¿Cuál es esa misericordia? Es Jesucristo crucificado y resucitado, el que venció al pecado y a la muerte con su entrega en la cruz. Misericordia es, por lo tanto, conversión”.

“Cuando da misericordia a la mujer sorprendida en flagrante adulterio, Jesús la perdona y le dice: ‘¡Vete y no vuelvas a pecar!’. La sangre que se ‘oxigena en el corazón’ que es la misericordia, es la conversión; sin esto último, la misericordia sería alcahuetería, y lejos de hacer el bien, lograría lo contrario, pues el objeto de la misericordia es sacarnos del fango y darnos una vida nueva, la vida del Evangelio”.

“Con estos criterios es como hemos de entender lo dicho por las respuestas que da el Dicasterio de la Doctrina de la Fe a las preguntas de un obispo brasileño”.

Dos pasos importantes nos recomienda el sacerdote:

1. Leamos! lo que dice el documento y no dejemos que otros lo lean por nosotros, menos algunos noticiarios mundanos que dicen lo que les conviene.
2. Es norma general enseñada por Nuestro Señor: ‘Que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad’. El momento fundamental donde esto se hace realidad es en el Bautismo. Un niño, al ser bautizado es salvado con la promesa de que, por la educación de sus padres y padrinos que representan a la Iglesia, llegará al conocimiento de la verdad”.

Y añade: “En el caso de un adulto, el Bautismo es el momento en el que la persona, habiendo conocido la verdad enseñada por Jesús, decide aceptar la salvación y entonces es bautizado”.

¿Se puede bautizar a un transgénero?

“Dicho esto: ¿Se puede bautizar a un transgénero, transexual y etcétera? En un cierto sentido esto es irrelevante, pues lo que nos importa es que, quien pide el Bautismo, sea una persona que ha decidido vivir según el Evangelio, así que lo que haya hecho antes pasa a segundo término mientras el Bautismo sea el gran momento de empezar a vivir de acuerdo con la Palabra de Dios”.

“Lo que el documento puntualiza es la cuestión del ‘escándalo’; es decir, tener cuidado de que la persona que se ha de bautizar, de veras abrace el estilo de vida evangélico y renuncie a todo lo que se opone a la obra de Dios”.

“Lo escandaloso no es que se bautice un ‘trans’, sino que, con base en un ‘pensamiento mágico’, sólo se bautice por costumbre o por ideas que no tienen nada que ver con la fe, y continúe viviendo como antes”.

¿Puede una persona homosexual bautizar a su hijo?

En el caso de los niños se entiende que son bautizados en la fe de la Iglesia que profesan sus padres y que ellos, junto con los padrinos, se comprometen a transmitir.

Explica el sacerdote: “Si los papás son ‘homosexuales’ con vida evidentemente activa, el compromiso es exactamente el mismo: al pedir el Bautismo de su hijo se comprometen a educarlos según la fe de Cristo y de su Iglesia, como lo confirman ante el sacerdote antes de proceder al bautismo”.

“Si los papás, de la condición que sean, responden sólo por responder, y en realidad no se comprometen con lo que libremente han jurado, por ello serán juzgados en el tribunal divino. El sacerdote presume la honestidad de los padres. Si lo hacen con falsedad será en detrimento de los hijos”.

¿Puede una persona homosexual o transexual ser padrino de Bautismo?

“En el caso de los padrinos, el documento dice claramente lo que se señala tanto en el Código de Derecho Canónico como en las prenotandas del ritual del Bautismo: los padrinos deben ser congruentes con la fe, y es deber del pastor asegurarse de que así sea. Yo creo que es el momento para recordar ese principio y que los párrocos ejerzan ese derecho y obligación”.

“Los niños no tienen la culpa de los padres que tienen (aunque se oiga feo, y no me refiero a homosexuales, sino también a padres heterosexuales cuya conducta es deplorable). Ellos nunca serán un obstáculo para otorgar a los niños el gran don de la salvación que se recibe por el Bautismo”.

El sacerdote concluye señalando que la madre Iglesia ―que es madre de todos― debe procurar que se otorgue con todas las condiciones adecuadas. Y un auténtico trabajo pastoral lo puede garantizar.

El secreto es trabajar decididamente por la causa del Reino, no en una falsa misericordia sinónimo de simplismo o sentimentalismo, sino en la misericordia entendida como la mano de Cristo tendida a través de la Iglesia para levantar al hombre caído que anhela una vida nueva”.