Parrandas de Cuba tuvieron su origen en la convocatoria a las Misas de Aguinaldo
Casi dos siglos más tarde, sus parrandas han sido catalogadas por la UNESCO como patrimonio de la humanidad.
En 1820, en el poblado cubano de San Juan de los Remedios, el sacerdote español Francisco Vígil de Quiñones, instó a un grupo de niños y jóvenes a recorrer las calles de la localidad, haciendo tal escándalo con botes, cencerros y matracas, para formar una gran ‘parranda’ que llamara la atención de los pobladores, a fin de que asistieran a la celebración eucarística del 24 de diciembre, conocida como “Misa de Aguinaldo”.
El objetivo se logró, y, año tras año, la dinámica fue convirtiéndose cada vez más en una festividad que dio origen a una competencia cultural entre dos barrios de la localidad: San Salvador y El Carmen. De esta manera, en la actualidad, en las denominadas “Parrandas de Cuba” se llevan a cabo competencias de comparsas, carrozas, muñecones, faroles y fuegos artificiales, a partir de las cuales se origina una gran fiesta anual que concluye hasta el amanecer del día 25 de diciembre, en un ambiente de jolgorio generalizado.
En un auténtico derroche de creatividad artística, actualmente los barrios de San Salvador –identificado por un gallo y la bandera azul–, y El Carmen –que se reconoce por un gavilán y un gallardete café–, alternan, en competencias sin premio, alrededor del parque central, donde muestran sus respectivas iniciativas: estructuras monumentales (algunas que alcanzan a medir 27 metros de altura), faroles, cascadas de fuegos artificiales y carrozas, mismas que pueden apreciarse en medio de una ceremonia en la que no faltan animados bailes populares como la conga, la polka y el changüí.
Hoy, las “Parrandas de Cuba” han sido catalogadas como patrimonio inmaterial de la humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), debido al engalanamiento de monumentos y la creación de réplicas, así como de carrozas y otras obras creativas, que dan cuenta de la imaginación que poseen los grupos de ‘parranderos’ para reinterpretar y recrear sucesos e historias mediante imágenes, luces y colores.
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