La Iglesia católica y su lucha contra de la trata de personas
El 30 de julio es el Día Mundial contra la Trata de Personas.
El 30 de julio es el Día Mundial contra la Trata de Personas, delito que la Iglesia católica condena fervientemente.
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En fechas recientes, el Papa Francisco hizo un llamado a los cristianos a combatir la trata de personas haciendo alusión al Evangelio que dice que Cristo llama a ser la sal de la tierra y la luz del mundo, frases que apuntan a favor de las buenas obras con el prójimo.
En esa ocasión, el Santo Padre recordó a Santa Josefina Bakhita, patrona de las víctimas de la trata, y quien fue esclavizada en su natal África, sufrió golpes y trabajos rudos hasta que finalmente obtuvo en Italia su libertad judicial para ingresar a un convento y profesar como Hija de la Caridad de Santa Magdalena de Canossa, donde pasó el resto de su vida como religiosa hasta su muerte que tuvo lugar en 1947. Ella fue beatificada en 1992 y luego canonizada en Roma por Juan Pablo II el 1 de octubre del año 2000.
La trata de personas es un grave problema mundial considerado como delito internacional de lesa humanidad que viola los derechos humanos y está tipificado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU); este reprobable negocio organizado mueve más de 32 mil millones de dólares al año, y según la Organización Internacional del Trabajo abarca a 12.3 millones de personas, siendo la mayor parte de las víctimas niños y mujeres de distintas nacionalidades.
Por trata de persona se entiende el movimiento ilegal de seres humanos con propósitos de esclavitud laboral, mental, reproductiva, explotación sexual, trabajos forzados, extracción de órganos vitales, contra la voluntad y el bienestar del ser humano.
El Santo Padre Francisco explicó que, como una medida preventiva, las organizaciones criminales “usan cada vez más los medios de comunicación modernos –como las redes sociales- para atraer mediante el engaño a las víctimas”, por lo que es necesario educar a un uso sano de los medios tecnológicos, y vigilar y recordar a los proveedores de estos servicios sus responsabilidades sociales.
En 2019, el Papa Francisco dio a conocer un documento titulado Orientaciones Pastorales sobre la trata de personas, en el que dice: “todos los católicos son llamados a abocarse en primera persona a fin de la sociedad se vuelva más justa, respetuosa e inclusiva eliminando todas las formas de explotación, especialmente aquellas más despiadadas.”
Esta preocupación de la Santa Sede se viene manifestando a través de distintos pontificados, por ejemplo, el Papa Emérito Benedicto XVI hablaba de la importancia de proteger la dignidad humana ofreciendo oportunidades reales para el desarrollo humano integral, y actuando con políticas económicas que favorezcan a la familia, y destacó que la doctrina social de la Iglesia tiene un aporte suyo y específico que dar.
San Juan Pablo II se refería a la esclavitud del Siglo XXI y recordaba que desde el Concilio Vaticano II se había indicado que la esclavitud, la prostitución, la trata de blancas y de jóvenes, constituye un ultraje vergonzoso a la dignidad humana y una violación a los derechos humanos.
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