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Conoce a las santas enfermeras mexicanas

Estas mexicanas dedicaron su profesión a Dios y a los enfermos. Conoce sus historias.

6 enero, 2020
Conoce a las santas enfermeras mexicanas
María de Jesús Sacramentado Venegas fue enfermera y fundadora de la Congregación de las Hijas del Sagrado Corazón de Jesús.

Nota del editor: Esta nota sobre las santas y enfermeras mexicanas se actualizó el 6 de enero de 2021. 

La pandemia de Covid-19 ha demostrado en todo el mundo la necesaria vocación de servicio y caridad con el prójimo de las enfermeras y enfermeros, y la necesidad de multiplicar esta disciplina invirtiendo en todos los países en la educación su profesionalización.

En el caso de México, se estima que hay 475 mil 295 profesionales en este ramo de la medicina, de acuerdo con el censo de 2015 del INEGI, lo que significa que hay 3.9 enfermeras/os por cada mil habitantes. Esta cifra es menor de la recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) de al menos 6 enfermeras por cada mil personas. La pandemia ha sacado a la luz el déficit que existe en todas las áreas del sector salud.

“Miren a los verdaderos héroes que salen a la luz en estos días. No son los que tienen fama, dinero y éxito, sino aquellos que se entregan para servir a los demás”, dijo el Papa Francisco en su homilía del Domingo de Ramos 2020, refiriéndose a la labor del personal de salud durante la pandemia, entre ellas enfermeras y enfermeros.

Los verdaderos héroes de hoy, tienen detrás de sí la inspiración de profesionales que han pasado a la historia por el gran desempeño de su labor, como es el caso de Irena Sendler o Florence Nightingale.

Así como otras que han destacado por su santidad traducida a la absoluta entrega hacia el cuidado de los enfermos, y su amor profundo a Jesús ensangrentado, a quienes ven en cada uno de los enfermos que atienden.

La siguiente lista incluye a tres religiosas mexicanas que destacaron por su cuidado de los enfermos, y a las que las enfermeras pueden encomendarse:

Santa María de Jesús Sacramentado Venegas

La santa mexicana, María de Jesús Sacramentado Venegas, también conocida como la Madre Nati, (1864-1959), fue enfermera y fundadora de una orden religiosa especializada en medicina: la Congregación de las Hijas del Sagrado Corazón de Jesús que tiene su sede en Jalisco, su tierra natal. Su ministerio vocacional se desarrolló en el Hospital del Sagrado Corazón de Jesús, fundado el 2 de febrero de 1886, bajo el patrocinio del canónigo Atenógenes Silva. 

La Madre Nati acudió como voluntaria al lado de otras 5 enfermeras a éste centro de salud en 1905; atendió enfermos y heridos de la Revolución Mexicana, en tanto que depuraba la idea de crear un cuerpo especializado de enfermería religiosa. Su sueño se hizo realidad en 1930. Ella tenía una frase singular: “Toda devoción que impide la obligación, es ociosa ocupación”, por ello, con frecuencia se le veía rezando mientras cuidaba a sus enfermos.

La Madre Nati falleció el 25 de julio de 1959 y su Congregación de enfermeras religiosas se extendió a otras ciudades. Fue beatificada el 22 de noviembre de 1992 y fue canonizada el 21 de mayo del año 2000.

Dorotea Chávez Orozco

Otro ejemplo de santidad es la beata michoacana Dorotea Chávez Orozco (1867-1949) quien a partir de una enfermedad que padeció internada en el hospital de la Santísima Trinidad, en su tierra natal, descubrió su vocación como enfermera y como religiosa. Al recuperar la salud, consagró su vida al cuidado de los enfermos. Además, fundó varios centros de salud en Guadalajara, y creó la congregación Siervas de los Pobres, cuya aprobación en Roma tuvo lugar en 1911.

Ella atendió a heridos de la Revolución Mexicana y al paso del tiempo, hizo varias fundaciones hospitalarias en Puebla, Torreón, y Culiacán. Falleció en Guadalajara, Jalisco, el 30 de junio de 1949, y fue beatificada por San Juan Pablo II el 9 de noviembre de 1997.

María Luisa Godeau Leal 

Otra destacada enfermera mexicana, fue María Luisa Godeau Leal (1874-1956). Ella vivía en la Ciudad de México cuando se inauguró el Hospital General, el 5 de febrero de 1905 y también presenció la creación de la Escuela Nacional de Enfermería.

Cuando ella tenía 33 años, México se adhería al Convenio de Ginebra de la Cruz Roja Internacional y para el 12 de mayo de 1909, se celebró la primera reunión para el establecimiento de esa Institución en México, que tuvo lugar en la calle de Madero número Uno.

Motivada por dichos acontecimientos, o por su deseo de practicar la caridad ante la violencia que padeció la capital de México en 1914, ella ingresó a la Cruz Roja Mexicana como socia auxiliar, y luego decidió ser religiosa.

El 24 de abril de 1942, fundó la Congregación de Agustinas de Nuestra Señora del Socorro para la educación de la juventud, asistencia a los enfermos y catequesis. Ella murió en 1956 y a la fecha, es Sierva de Dios, es decir, se estudia la posibilidad de ser beatificada.

En la enfermería, la caridad y el valor se dan la mano

En el plano internacional, destaca la obra de la santa Teresa de Calcuta, fundadora de los Misioneros y las Misioneras de la Caridad, dedicada a la atención de los más pobres de los pobres.

Leprosos, infectados de SIDA, niños abandonados, ancianos, indigentes, personas con malformaciones, todos ellos tienen el rostro más humano del Cristo ensangrentado y por lo mismo, su atención y cuidado constituye un privilegio para estas religiosas.

Se dice que, en cierta ocasión, alguien le comentó a la Madre Teresa que ni por todo el dinero del mundo podría abrazar y cuidar a esas personas como ellas lo hacían. Santa Teresa respondió: si es por dinero yo tampoco lo haría, esto sólo se hace por amor.

A la fecha, hay hospitales, algunos de ellos, gubernamentales, que cuentan con los servicios de enfermeras religiosas, quienes hacen su labor al lado de las que se desempeñan como laicas, y es que la enfermería es una vocación cuya raíz profundiza en una misión loable, donde la caridad y el valor se dan la mano, y se requiere de conocimientos, paciencia y fe.

 

 



Autor

Estudió Periodismo y Comunicación Colectiva en la UNAM. Con 30 años de experiencia en periodismo, se ha especializado en la cobertura religiosa, trabajando en Televisa S.A. y Televisión Azteca. En 1997, recibió el Premio Nacional de Periodismo del Club de Periodistas de México. Ha realizado reportajes en cuatro continentes, incluyendo coberturas significativas como el Jubileo del año 2000 en Roma, los funerales de Juan Pablo II, el viaje de Juan Pablo II a Tierra Santa y el Encuentro Mundial de la Juventud en Sydney. Fue Jefe de Prensa durante el VI Encuentro Mundial de las Familias en México. Además, ha colaborado en publicaciones como Época, Última Moda e Impacto, donde mantiene columnas sobre cultura religiosa. Ha escrito varios libros, entre ellos "El Agua del destino" y "Popocatépetl: Mito, ciencia y cultura". También es comentarista en programas de radio.