“No puedo ver, pero Dios abrió mis sentidos al 1000 por ciento”
Ángel Joaquín es ciego de nacimiento; sin embargo, se considera un milagro de Dios, a quien agradece el don de la vida.
Pese a que su vida, desde el mismo nacimiento, ha sido complicada y difícil, la fe de Ángel Joaquín Ferrer Silva siempre ha sido muy grande y su amor a Dios es total, por lo que en todo momento le agradece el milagro que le otorgó al darle la oportunidad de existir y trascender en esta vida.
Este joven de 18 años, oriundo de la Alcaldía Coyoacán e integrante del Coro Ahavá (Amor) de la Parroquia del Santo Cristo de la Misericordia, no duda un solo instante y de manera firme asegura ser “un milagro de Dios”, y razones no le faltan para afirmarlo.
Joaquín nació a las 26 semanas de gestación y pesó 950 gramos. Este hecho terminó marcando su vida, pues las complicaciones que tuvo por su nacimiento prematuro dejaron graves secuelas en él.
“Nací de 26 semanas y pesé 950 gramos, y amo a Dios. Soy un milagro de amor de Dios. Mis diagnósticos son: ceguera total, bronco-displasia pulmonar y epilepsia. Gracias a Dios y a los médicos estoy controlado”, señala el joven.
Si bien, la bronco-displasia y la epilepsia las ha logrado controlar médicamente, el problema de la ceguera lo ha superado con mucha madurez y sustituyéndola con el desarrollo de sus otros sentidos.
“No puedo ver con los ojos, pero gracias a Dios puedo ver con el alma y con el corazón, y Él me activó los otros sentidos no al 100, sino al 1000 por ciento”, indica con certeza.
Agradecimiento y gran fe en Dios
La fortaleza física que mostró al sobrevivir, pese a las graves dificultades que enfrentó en sus primeros días de vida, se ha ido incrementado con el paso de años, pero su existencia se ha enriquecido además con una fe enorme hacia Dios, a quien no deja de agradecerle por darle la oportunidad de estar aquí.
Una manera de agradecérselo fue integrándose, junto con su mamá, Sara Silva González, al Coro Ahavá, en donde además de cantar, toca la guitarra y las percusiones. Pero el pertenecer a esta agrupación se ha constituido, sobre todo, en el espacio desde el cual tiene la oportunidad de dirigirse a Dios de manera constante.
“Estamos sedientos de seguir aprendiendo y preparándonos para poder ser discípulos misioneros en salida. Hoy estamos ya sirviéndole a Él y a la comunidad. Solo pedimos a Dios que nos dé lo necesario para poder lograrlo, porque ya estamos en el camino que él eligió para nosotros”, asevera Ángel Joaquín.
¿Qué representa para ti la fe en Dios?
“Representa mucho para mí porque, pese a las circunstancias que estén pasando, siempre todo lo dejamos en las manos de Dios, y Él es el que nos va orientando, Él es el que nos va conduciendo en el camino para que no haya ningún obstáculo o ninguna barrera”.
¿Qué le pides a Dios?
“Le pido a Dios que nos dé mucha fortaleza, mucha salud para lograr todo esto que nos estamos proponiendo. De por sí estos logros que hemos tenido son gracias a Dios, pero yo le pido mucha salud y mucha fortaleza para mí y toda mi familia”.
La música, un gran refugio
Respecto a la formación musical de Joaquín, su madre indica que desde los 6 años inició su preparación y ha tomado clases de canto, de guitarra, de percusiones y de historia de la música.
“Joaquín viene preparándose desde pequeño y hoy que llagamos al coro amamos lo que estamos viviendo, lo hacemos con mucho amor para Dios y la comunidad. Estamos seguros que Dios nos llamó. No hay barrera, Dios ilumina el camino para seguir, estamos en el camino y todo se puede con Cristo Jesús”, asegura la madre de Joaquín.
Por su parte, María de la Luz Ramírez Montelongo, coordinadora del Coro Ahavá, recordó que la llegada de Ángel Joaquín se dio en un momento de tristeza para la familia, ya que el joven enfrentó situaciones de discriminación por su situación.
Sin embargo, el integrarse al grupo, pero sobre todo el hecho de cantarle a Dios cada domingo y de estar presente en la liturgia viviendo la fiesta Pascual, provocaron una sensación de alegría en Joaquín.
“Empezó a tener una alegría de ser servidor de Dios, de poder dar algo a los demás y empieza a ver que realmente él es una persona importante para Dios y es como él cambia esa realidad en algo maravilloso, en ser un servidor de Cristo”, asegura la coordinadora del Coro Ahavá.