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Moisés Lira Serafín: este es el milagro que hizo beato al sacerdote mexicano 

Dios eligió un pequeño lugar del mundo, San Felipe Torres Mochas, para obrar un bello milagro en favor de una familia. ¡Conoce la historia!

9 septiembre, 2024
Moisés Lira Serafín: este es el milagro que hizo beato al sacerdote mexicano 
Lissette hoy es una jovencita de 19 años completamente sana. Foto: Alfredo Márquez/DLF

Corría el año 2004, Rosa María se hallaba en la ‘dulce espera’ y parecía que pronto llegaría sin complicaciones una nueva bebé, quien completaría una feliz familia de cuatro: papá, mamá, niño y niña. Pero todo cambió en el quinto mes de embarazo, cuando la madre acudió a su revisión mensual y, tras los estudios de rutina, se enteró de una noticia que la devastó.

En la parte abdominal de la bebé, en los pulmones y en el corazón se había detectado cosas extrañas; además había un tercer pliegue nucal, todo lo cual requería una revisión más a fondo por parte del neonatólogo del hospital, a fin de confirmar las sospechas de una enfermedad incurable: hidropesía fetal.

Al finalizar la revisión, el neonatólogo, estudio en mano, envió a los padres de vuelta con el ginecólogo previa recomendación: lo único que quedaba por hacer era interrumpir el embarazo, pues tarde o temprano la bebé comenzaría a asfixiarse. El ginecólogo recetó a Rosa María un par de medicamentos, pero sólo de carácter paliativo, pues, en efecto, no se podía hacer nada por la bebé.

Ultrasonido que muestra la hidropesia fetal. Foto: Cortesía Lissette.

Sin embargo, ni Héctor ni Rosa María pensaron en abortar; en ningún momento pasó esa idea por su cabeza, pese a la recomendación del neonatólogo.

¿Cuál es el milagro por el que beatificarán a Moisés Lira?

El hospital estaba ubicado en San Luis Potosí, mientras que la familia vivía en San Felipe Torres Mochas, Guanajuato; de manera que el viaje en carretera de regreso a casa fue particularmente un reflexivo y doloroso silencio. 

Al llegar, Héctor se dirigió a casa de su madre para desahogar su tristeza, pero Rosa María no tenía ganas de hablar con nade. Ella se dirigió a casa llevando las evidencias médicas del lamentable diagnóstico: un videocasete, fotografías, una tira de imágenes del ultrasonido, recetas médicas y otras cosas que apiló y aventó al fondo del closet.

Buscando algún consuelo, caminó hacia un librero y tomo La vida de Jesús, pues al final de este libro aparecía una oración que solía leer en los momentos complicados. Pero esta vez además abrió las páginas y encontró dentro un tríptico sobre la vida del padre Moisés Lira Serafín que ella misma había metido ahí muchos años antes, por la única razón de que se lo había regalado su suegra.

En la parte trasera del tríptico se leía el testimonio de una mujer que en alguna época distante había recibido un milagro por intercesión del padre Moisés Lira, una pequeña historia que venía acompañada de una oración de intercesión.

“Yo no sabía nada del padre Moisés Lira -comenta Rosa María-, en ese momento ni siquiera sabía si estaba vivo o si ya se había muerto. Pero al leer que había intercedido por una mujer, pensé: ‘Si ayudó a esta mujer, a mí también me puede ayudar’. Así que, en mi desesperación, le pedí que intercediera por mí y me propuse rezarle durante nueve días”.

Padre Moisés Lira Serafín. Foto: Cortesía

El ginecólogo había citado a Rosa María para el mes siguiente, bajo la advertencia de que muy probablemente la bebé ya llegaría sin vida por el propio proceso que llevaba el embarazo.

Gritos de desconcierto

Por aquel entonces, en las visitas de rutina con el ginecólogo, los familiares de las pacientes permanecían afuera del consultorio, y desde ahí podían ver lo que se iba registrando en el ultrasonido a través de una pantalla que les iba mostrando el desarrollo de cada parte del bebé. En esa ocasión no fue diferente: tras las paredes del consultorio, Héctor seguía por la pantalla lo que iba mostrando el ultrasonido. En eso estaba, cuando el ginecólogo salió gritó: “¿Qué hicieron?”

Como lo preguntó en un grito, Héctor pensó que el ginecólogo los estaba regañando.

-¿Qué hicieron? -insistió el ginecólogo, y corrió a abrir la toma de la pantalla, donde ahora sólo se veía como una especie de pelotita –¿Qué hicieron? ¡Ya no hay nada!

-Pues sí, doctor -respondió finalmente Héctor-, ya no se ve nada. ¿Cómo desapareció?

-¡No tiene nada! -era todo lo que acertaba a decir el ginecólogo.

-¿Pero nada de qué? -preguntó ahora Héctor de manera tajante.

Fue entonces que el ginecólogo sonrió y dijo: “¡Ya no tiene nada de la enfermedad!”. Y tras decirle eso a Héctor, loco de alegría fue corriendo hacia afuera y gritó a los familiares de Héctor: “¡Ya no tiene nada!”.

-¡Esos, doctor -dijo la asistente del ginecólogo-, se llaman milagros, aunque usted no lo quiera reconocer!

Luego de un rato, y ya un poco más sereno, el ginecólogo volvió preguntar a Rosa María y a Héctor: “¿Qué fue lo que hicieron?”

-Lo único que podíamos hacer, doctor -dijo Rosa María-: rezar.

Lissette, un milagro de 20 años

Lissette hoy es una jovencita de 20 años completamente sana, especialmente sensible, apasionada por el canto y el dibujo. Durante sus primeros años creció escuchando la historia del milagro. “De chiquita -platica-, yo siempre le decía a mi mamá: ‘Cuéntame otra vez la historia de cuando nací’”.

Actualmente, Lissette tiene 20 años de edad. Foto: Alfredo Márquez / DLF

En casa hablaban con frecuencia de esa historia, la conocían como “el milagro”, y aunque a Lissette le gustaba escucharla, muy poco habla de ella en la escuela. Lo hacía a veces para cumplir con alguna tarea o bien si la situación lo hacía necesario.

“Y es que yo tenía esa historia tan normalizada -platica Lissette-, que pensaba que a muchas personas les habrían ocurrido cosas similares. Creía que había miles de milagros por todos lados, que toda la gente tenía milagros que contar”.

Aún con todo lo bonita que era para Lissette la historia del milagro, poco a poco comenzó a desvanecerse, a ser una historia cada vez con menos palabras, casi hasta enmudecer, como algo que se acomoda silencioso por algún rincón de la casa. Hasta que en el año 2014 ocurrió algo que rompería de un tajo aquel silencio…

¿Cómo llegó el tríptico de las Misioneras de la Caridad a manos de la mamá de Lissette?

En el año 2014, ocurrió que las Misioneras de la Caridad de María Inmaculada -congregación fundada por el padre Moisés Lira- viajaron de la Ciudad de México a Guanajuato, visitaron san Felipe Torres Mochas y ocuparon un domingo para asistir a todas las Misas celebradas en la Parroquia de San Felipe Apóstol.

Al término de las Misas, se presentaban y hablaban de su propósito: dar a conocer la vida de su fundador, el padre Moisés Lira Serafín. Además -decían-, estaban en busca de algún testimonio sobre un milagro obrado por la intercesión de este sacerdote fallecido en 1950, a fin de que éste pudiera ser beatificado.

Rosa María esa vez fue al mediodía a Misa junto con su hijo mayor; aunque prestó atención a todo lo que dijeron las religiosas, no le dio ninguna importancia, pues así tan de repente no alcanzó a relacionar lo que ellas decían con lo ocurrido una década antes. Las religiosas al final distribuyeron trípticos que referían un número telefónico para reportar cualquier información sobre un presunto milagro relacionado con el padre Moisés Lira.

Ella aceptó un tríptico y salió de Misa rumbo a la casa de su suegra, olvidándose por completo de la cuestión. Su suegra, que había participado en una Misa anterior, al igual había recibido un tríptico; se lo mostró y le preguntó si también le habían obsequiado uno a ella. “Fue ahí que me quedé mirando el tríptico con más detenimiento -explica Rosa María-, y sentí que el sacerdote de la foto se parecía a aquel al que le había pedido su intercesión”.

Se dirigió de inmediato a su casa, fue hacia el librero, abrió el libro aquel y comparó los trípticos: la fotografía era la misma. Aunque quedó asombrada, Rosa María descartó la posibilidad de comunicarse con las religiosas; simplemente y sencillamente lo dejaría pasar de largo. Sin embargo, fue su hijo el mayor quien, a base de insistencias, después de varios días logró que Rosa María se comunicara con las Misioneras de la Caridad y les relatara aquel milagro. Fue así que dio inicio el larguísimo proceso de beatificación.

De la Santa Sede mandaron pedir todas las evidencias de lo ocurrido diez años atrás: videos, fotos, tiras de imágenes de ultrasonidos, recetas y todo aquello que sirviera para comprobar aquel milagro. Tras casi diez años de investigación -un proceso que resultó verdaderamente arduo y complicado-, en diciembre de 2023 el Papa Francisco firmó finalmente el decreto en el que se aprobó el milagro por intercesión del padre José Lira Serafín, por el que el próximo 14 de septiembre será proclamado beato.

Rumbo al día de la beatificación de Moisés Lira

Ahora, a 20 años de aquel milagro, la familia Gómez Ramírez se prepara para viajar a la Ciudad de México y asistir a la ceremonia de beatificación del padre Moisés Lira Serafín, misma que se llevará a cabo el 14 de septiembre en la Insigne y Nacional Basílica de Guadalupe, a los pies de la Morenita del Tepeyac.

Ni Héctor, ni Rosa María, ni el hijo mayor de la familia, ni Lissette, ni el hermanito más pequeño -de quién se dice también llegó de milagro, porque Rosa María ya no podía tener hijos-, alcanzan a dimensionar lo ocurrido aún. Eso sí, ambos papás se sienten felices y agradecidos con Dios por el milagro que hace 20 años obró con Lissette, quien hoy goza de perfecta salud y es una jovencita muy alegre, de gran corazón y de una hermosa voz que usa para cantar de alegría por saberse hija muy querida de Dios.

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Autor

Editor de la revista Desde la fe/ Es periodista católico/ Egresado de la carrera de Comunicación y Periodismo de la Facultad de Estudios Superiores Aragón.