Las religiosas que han convertido su antigua abadía en una ‘startup’
Estas religiosas de Boulaur, Francia, aplican técnicas modernas de agricultura ecológica y sostenible con su proyecto Granja-21.
Desde hace casi mil años, las y los religiosos de la Orden del Císter han vivido con celo la Regla de san Benito, el iniciador de la vida monástica. Cada día, desde el amanecer hasta la puesta del sol, los cistercienses hacen vida la máxima benedictina: Ora et labora (reza y trabaja).
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Para ellos el trabajo, la oración y el estudio son pilares fundamentales de su entrega al Señor. Pero, ¿es posible compaginar la vida en el claustro con las últimas tendencias de la tecnología y el emprendimiento? La Abadía de Boulaur, en Occitania, Francia, ha demostrado que sí.
Las religiosas llegaron a Boulaur en 1949, para habitar un antiguo y deteriorado convento que data del siglo XII, que perteneció originalmente a la Orden de Fontevrault.
La Abadía está compuesta por una treintena de monjas con una media de edad de 45 años, una comunidad joven para el promedio europeo. En 2016 emprendieron un proyecto llamado Granja-21, que tiene el objetivo de recuperar el convento, aprovechar al máximo las tierras de vocación agrícola con técnicas ecológicas y sostenibles y, al mismo tiempo, convertirse en un lugar de encuentro y espiritualidad para la comunidad.
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“Somos una startup (empresa emergente) del siglo XII adaptada XXI”, afirman las religiosas en la presentación del proyecto.
La idea es muy innovadora y, al mismo tiempo –aseguran las hermanas-, es una forma de volver a sus orígenes, pues desde la época medieval las granjas cistercienses han aportado mucho a la agricultura y han impulsado el desarrollo de las comunidades en las que se encontraban.
“Muchas de las granjas, llamadas graneros, permitieron el desarrollo de una agricultura avanzada, fomentaron el desarrollo de mercados y el comercio de productos de calidad en Europa, así como la creación de carreteras”.
“También fueron lugares donde la cultura y el Evangelio se arraigaron, a través del acceso que ofrecían a los libros y la escritura. La Abadía de Boulaur es parte de esta larga y rica tradición, que queremos continuar hoy a través de nuestros proyectos”, explican las religiosas.
Desde que lanzaron el proyecto Granja-21, las religiosas lograron recaudar casi un millón de euros a través de la plataforma Credofunding, dedicada a la captación de fondos para proyectos de inspiración cristiana.
Además de frutas y vegetales, las religiosas venden quesos, harinas y confituras y un proyecto de hostelería, que ofrecen a un mercado cada vez más ávido de conexión con la naturaleza y de productos naturales de calidad, elaborados de forma artesanal.
Pero el objetivo económico de estas religiosas es secundario, pues su intención es incidir en su comunidad para llevar más almas a Dios.
“Hemos identificado cuatro ejes de misiones a las que responderá nuestro proyecto de granero: Incrementar la capacidad de producción y venta de los graneros de la abadía; fomentar el desarrollo del comercio local con foco en la calidad del producto; acoger y evangelizar a nuestros visitantes promoviendo su encuentro con la comunidad; y hacer de la abadía un lugar de promoción y acceso a la cultura”.
En Credofunding, las hermanas explican su proyecto a través de un video (disponible en francés con subtítulos en inglés):
Con información de El País
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